En No hay otra opción, Park Chan-wook recupera su poética de la venganza con la finalidad, supongo, de adaptar la famosa novela de Donald Westlake y, dicho sea de paso, satirizar el capitalismo. Considerando el tropiezo que tuvo con la irregular Decisión de partir, creo que regresa aquí a su zona de confort porque, francamente, me parece una película satírica de Park que toma giros audaces y, además, nunca deja de ser emocionante cuando aprovecha a Lee Byung-hun para dialogar sobre el desempleo, la familia y las trampas del capitalismo, en dos horas de bizarradas y ambigüedad moral. Su trama sigue a Yoo Man-su, un hombre de mediana edad y padre de familia que, tras ser despedido de su trabajo en una compañía de papel en la que laboró durante 25 años, se embarca en una búsqueda desesperada de empleo en la que se dispone a asesinar con pistola en mano a los candidatos que compiten con él por una vacante con el objetivo de que lo contraten, mientras oculta sus actividades delictivas frente a su esposa, su hijastro adolescente y su hija pequeña en la casa hipotecada. En general, la narrativa se ajusta a esas exigencias genéricas de Park que se acomodan entre el drama, la comedia negra y el thriller criminal, en la que un personaje es expulsado de la sociedad para justificar con cierta ironía su causa de venganza. Esto, en lo particular, mantiene un tono equilibrado porque el desarrollo del protagonista tiene profundidad psicológica para sustentar su descenso al abismo y, entre otras cosas, es colocado en una serie de situaciones impredecibles al ser arrastrado a una encrucijada moral que compromete su responsabilidad, cuya motivación es estar condenado a seguir los pasos de una noción retorcida de emprendedurismo autodestructivo al crear una empresa ficticia para su propósito. La cohesión interna del relato fluye entre discusiones, absurdismo, infidelidades, accidentes, asesinatos, investigaciones, cadáveres enterrados en el jardín. Aquí, Park opta por una venganza soterrada, con humor negro, como un ritual parsimonioso que evita el estallido catártico, donde cada decisión de Yoo reverbera con consecuencias éticas que cuestionan, en su síntesis discursiva, las mutaciones del capitalismo que erosionan la empleomanía y dimensionan la competitividad, pero entendido ahora como la desesperación de un hombre que se niega en principio a comprender el sistema capitalista y, como neoproletario, finge ser «empresario» sobre la marcha para usar la brutalidad contra los competidores que pelean por la misma vacante que él necesita para recuperar la vida lujosa, en medio de la precariedad laboral inducida por la automatización de procesos en la industria del papel. El texto deja algunas cosas fuera de lugar en su análisis simplista del capitalismo, pero, dentro de sus limitantes, funciona adecuadamente por la actuación creíble de Lee, quien utiliza su expresividad estoica para mostrar, con la mirada y el silencio, la fragilidad cruda de un individuo inseguro consumido por la envidia y el resentimiento antes de caer en la violencia para escapar del desempleo, convirtiéndose, sin saberlo, en un «capitalista» cuando compite con actitud proactiva para conseguir lo que desea. El reparto secundario que lo acompaña también es solvente. Y la estética de Park se encarga de encuadrar las inquietudes de sus personajes a través de los decorados, el sobreencuadre, la elipsis, el plano subjetivo, el primer plano, el picado-contrapicado, el uso proxémico del espacio, la psicología del color, el plano panorámico y, ante todo, las modalidades del encuadre móvil que dinamizan la acción en ciertas escenas de poesía en movimiento y atmósferas urbanas. La partitura de Jo Yeong-wook, de igual modo, eleva la tensión a un nivel casi sinfónico, sobre todo al reproducir como leitmotiv el Concierto para piano n.º 23, de Mozart. Estos elementos estilizados, en resumen, consiguen que la película avance a un ritmo hipnótico que nunca abandona la sobriedad ni los momentos de introspección en su ensayo sobre los dilemas del trabajador en la era de la economía de digital y la IA.
Streaming en:
Ficha técnica
Año: 2025
Duración: 2 hr. 19 min.
País: Corea del Sur
Director: Park Chan-wook
Guion: Park Chan-wook, Don McKellar, Lee Kyoung-mi, Jahye Lee.
Música: Jo Yeong-wook
Fotografía: Kim Woo-hyung
Reparto: Lee Byung-hun, Son Ye-jin, Lee Sung-min, Yeom Hye-ran
Calificación: 7/10






