Crítica de la película "Calles peligrosas" (1973)

Calles peligrosas
Tras unos 17 años, consigo revisar de nuevo a Malas calles, el tercer largometraje de Scorsese en el que, por primera vez, este comienza a manifestar los signos estilísticos que componen el cuerpo primordial de su estética como cineasta. Y por alguna razón en este segundo visionado mantengo la idea de que no se trata de uno de sus mejores trabajos. Incluso con los tropezones, es un ejercicio de estilo en el que Scorsese demuestra sus pericias técnicas tempranas para narrar, con pulso y discreción, lo que sucede en las calles peligrosas de Little Italy en la ciudad de Nueva York, con la buena química de un reparto encabezado por los jóvenes Harvey Keitel y Roberto De Niro, que en ese entonces eran unos actores desconocidos que actuaban en películas menores. El argumento se sitúa en 1963 y sigue a Charlie Cappa, un joven italoamericano que reside en el barrio de Little Italy en la ciudad de Nueva York y pasa parte de su día caminando por las calles para terminar en un bar donde se suele reunir con sus amigos Michael, Tony (dueño del local) y el volátil Johnny Boy. A través de una narrativa elíptica que presagia ya lo que sería más tarde la estructura episódica de Buenos muchachos, Scorsese describe las peripecias de esos personajes de abajo que se involucran en las actividades criminales; donde por lo regular los episodios cotidianos del gánster principal, Charlie, se reducen a escenas en una taberna en la que siempre surgen riñas de borrachos; las conversaciones en las calles sobre los negocios; las visitas a la iglesia para subrayar los valores de devoción católica; las reuniones con el jefe de la mafia don Giovanni; los encuentros románticos con la epiléptica Teresa; las disputas internas con el inútil e imprudente Johnny. En su narración no hay trama alguna o un hilo conductor que establezca un factor único de acción como resolución de un conflicto mayor. Scorsese opta, al contrario, por mostrar el modo de vida italoamericano a través de la experiencias de dos gánsteres perdedores y la manera en que estos circulan sin ninguna posibilidad de escalar por calles mezquinas en las que impera la deslealtad, la sordidez, la codicia, las mentiras y la violencia de gente que comete pecados para salvarse de la perdición; pero, además, ilustra también las idiosincrasias culturales y las costumbres de carácter religioso. Sin embargo, lo que me causa una impresión significativa es la forma en la que Scorsese ejecuta en la puesta en escena dispositivos estéticos que evidencian las raíces de ese estilismo electrizante que caracteriza su cine, entre los que puedo destacar el encuadre móvil de una cámara en constante movimiento que capta las inquietudes de los personajes (como el travelling de la pelea en el local de billar) en algunas secuencias a puerta cerrada; el uso psicológico del color rojo para resaltar la violencia latente que está a punto de estallar (en las reiteradas estancias en el bar de Tony); la música extradiegética de canciones populares y los recursos sonoros que son utilizados como enlaces de continuidad entre las escenas; el simbolismo religioso que señala las fuertes convicciones católicas de las comunidades italoamericanas. En ocasiones, su material, encuadrado con cierto realismo, se accidenta un poco en trivialidades innecesarias y carece de un ritmo que sea orgánico, pero consigue mantenerse de pie con las actuaciones del reparto; de los que me atrevo a mencionar a Keitel como el gánster pequeño con ganas de ascender que se haya atrapado entre sus creencias católicas y el trabajo ilícito de la mafia. También la secundaria de De Niro como el oportunista sociopático, irrespetuoso y autodestructivo que le debe dinero al barrio entero. Con ellos, Scorsese examina la condición del italoamericano, con un nivel de destreza que anuncia ya lo que vendría luego en toda su filmografía.

Ficha técnica 
Título original: Mean Streets
Año: 1973
Duración: 1 hr. 51 min.
País: Estados Unidos 
Dirección: Martin Scorsese
Guion: Martin Scorsese, Mardik Martin. 
Fotografía: Kent L. Wakeford
Reparto: Robert De Niro, Harvey Keitel, David Proval
Calificación: 7/10

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