Crítica de la película «Temple de acero» (2010)

Temple de acero
En los últimos años en Hollywood se ha disminuido la cantidad de películas del género western, quizá porque es un género que se ha desgastado con el tiempo; sin embargo, eso no significa que sea un impedimento para la realización de algunos. Lo corroboramos con True Grit, una película de los hermanos Coen (No es país para viejos) que vuelve a encender, de manera fascinante, la mecha que se encontraba apagada en los westerns de corte revisionista, presentando un remake —adaptado de la obra de Charles Portis— que supera al original bajo una contextura formidable. Para ser del canon de los Coen, vemos que el estilo de humor negro va desapareciendo gradualmente, y todo lo que se aprecia dentro del argumento se construye de una manera violenta y melancólica, algo que, realmente, se acerca a la estética de un auténtico western. La película sigue los patrones narrativos clásicos de un western. Y los personajes, que han sido siniestrados por el pasado, buscan redimirse durante una misión de venganza que termina en un festival de balas. La protagonista, Mattie Ross (Hailee Steinfield), afirma que su padre ha sido asesinado por el forajido Tom Chaney (Josh Brolin) y pide ayuda, sabemos a dónde se dirige esto: hacia una cacería humana. Mattie, una adolescente de 14 años se encamina adonde el Sheriff del pueblo para hacerle la petición de cazar a Chaney, pero como Chaney ha huido hacia territorio indio, el Sheriff le dice que no es su jurisdicción y que debe buscar a un alguacil que sí tiene autoridad por esas tierras. Mattie al ver que tiene a su disposición tres Marshals para elegir un solo, decide elegir al más malvado, Rooster Cogburn (Jeff Bridges), ofreciéndole una gran suma de dinero a cambio de matar a Chaney; sin embargo, a lo largo de la cabalgata se encuentran en un camino de hombres malos que obstaculizan su avance, por lo que Rooster y Ross deben subsistir ante la adversidad. En el trayecto nos acomodamos con estos personajes. Y las actuaciones de Bridges, Damon y Steinfield hacen que sean demasiado atractivas para quedar intrigado con sus andanzas, especialmente la de Bridges como Rooster Cogburn. Cogburn es un personaje testarudo y calculador que, sea lo que sea que esté expresando con su verborrea borrachina y su revólver, siempre es fascinante. Y Bridges (nominado al Oscar a Mejor Actor) lo interpreta con una naturalidad que pone a temblar al carisma. La película cuenta con un despliegue técnico que es importante resaltar. El trabajo de fotografía de Roger Deakins otorga un toque de luz perfecto para los áridos paisajes en las escenas del desierto y los grandes planos generales. La música de la banda sonora es de primera. Y la estructura narrativa del guion organiza las escenas con un sentido de coherencia que nos ha engalanado. Los diálogos que hablan los personajes nos dan una probada de esas conversaciones profundas que brotan de la infinita imaginación de los Coen. La múltiple exploración de los géneros es algo que los hermanos Coen hacen con frecuencia. Aquí exploran el western, pero se encargan de detallar, con una dosis de empatía, a unos personajes humanos que, buscando la vendetta deformada y el rechazo del perdón, han cambiado su humanidad por el cinismo. Y, evidentemente, ahí radica el aparato de intriga, puesto que la historia, siendo narrada desde la perspectiva de la protagonista, termina con un giro inesperado que indudablemente emociona.

Ficha técnica
Título original: True Grit
Año: 2023
Duración: 1 hr. 50 min.
País: Estados Unidos 
Director: Ethan Coen, Joel Coen
Guion: Ethan Coen, Joel Coen 
Fotografía: Roger Deakins
Música: Carter Burwell
Reparto: Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin, Hailee Steinfield
Calificación: 8/10

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