Durante la Guerra Fría, el veterano de espionaje George Smiley (Gary Oldman) se ve obligado a regresar de su semi-retiro para descubrir un agente soviético en los escalones del MI6.
País: Reino Unido
Director: Tomas Alfredson
Guion: Bridget O'Connor, Peter Straughan (Novela: John le Carré)
Reparto: Gary Oldman, Colin Firth, Tom Hardy, Mark Strong, Benedict Cumberbatch
Crítica de la película
Nos ha sorprendido bastante que esta película, Tinker Tailor Soldier Spy, capture el espionaje de la Guerra Fría con tanta intensidad. Su intrigante laberinto presenta a los agentes del MI6 fumando cigarros y discutiendo uno de los asuntos internos que más irrita a los servicios de inteligencia: un doble agente infiltrado en la organización.
La película, adaptada de la famosa novela de John Le Carré, está estupendamente dirigida por Tomas Alfredson (Let The Right One In). Se adueña de nuestros sentidos porque, evidentemente, produce una retahíla de incógnitas con la historia del agente George Smiley mientras busca al supuesto renegado que se ha burlado en las narices del MI6. Cada elemento de este thriller funciona como una maraña que necesita repetirse.
La historia se sitúa en Londres en los años 70. La Guerra Fría está en pleno apogeo. Control (John Hurt), la cabeza del MI6, teniendo fuentes confiables, se entera de que hay un «topo» infiltrado soviético dentro del servicio de inteligencia británico. Al suceder esto, se reúne en un cuarto sellado con sus cinco secuaces principales: Bill Haydon (Colin Firth), Roy Bland (Ciaran Hinds), Toby Esterhase (David Dencik), Percy Alleline (Toby Jones) y su mano derecha, George Smiley (Gary Oldman).
Como Smiley es el compinche de Control, se le estipula la tarea de investigar a los cuatro miembros restantes que son sospechosos de ser el topo. Para no confundirse, le asigna un nombre código a cada uno de los espías. Percy Alleline es "Tinker", Bill Haydon es "Tailor", Roy Bland es "Soldier" y Toby Esterhase es "Poor Man". Con esas piezas en el tablero, la recolección de información y una perspicaz inteligencia, Smiley se internará secretamente en el espionaje entre espías para dar con el traidor.
Hay muchos personajes, interpretados por grandes actores, pero es la actuación de Gary Oldman como George Smiley lo que le da vida a la trama de la película. Oldman interpreta a una persona fría, reservada y extremadamente inteligente con una presencia amenazadora. Su silencio es una Walter PPK. Raras veces se le ve revelando sus emociones. Y algunos flashbacks ayudan a entender mejor la forma en la que piensa. Estaríamos mintiendo si no decimos que es una de sus mejores interpretaciones.
El señor Alfredson, apoyándose de la lente de Hoyte van Hoytema, logra captar la atmósfera londinense de la Guerra Fría con mucha efectividad. Consigue engancharnos con una tensión inquietante. En las escenas hay humo, miedo, paranoia. Ofrece una vasta lista de personajes encerrados en la cárcel de las posibilidades. Cada detalle de la investigación de Smiley funciona como una pieza de ajedrez. La trama —no lineal— de su película es un juego de estrategias. Pocas películas de espionaje se han construido de una forma tan tenue como esta. En los momentos de mayor ansiedad, se vuelve cautivadora en su complejo «circo» de espías.
8/10
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