El periodista Mikael Blomkvist (Craig) es ayudado por Lisbeth Salander (Mara), una joven hacker, en la búsqueda de una mujer que ha estado desaparecido durante cuarenta años.
País: Estados Unidos
Director: David Fincher
Guion: Steve Zaillian
Reparto: Daniel Craig, Rooney Mara, Christopher Plummer, Stellan Skarsgård
Crítica de la película
The Girl With The Dragon Tattoo, la nueva adaptación de la famosa novela de Stierg Larsson, es otro thriller implacable en la filmografía de David Fincher. Apoyado de un guion de Steve Zaillian, de la proeza visual de Jeff Cronenweth y de la música estridente de Trent Reznor y Atticus Ross, el señor Fincher consigue ponernos los pelos de punta con una experiencia de misterio que es muy difícil de olvidar. Relata la historia de Lisbeth Salander con pulso, tensión y una atmósfera desolada que podría desatar la envidia de Neils Arden Oplev, director de la versión sueca.
Fincher concibe que la película tenga la identidad característica de su estilo. Inyecta grandes cantidades de pánico en un ambiente tenso mientras forja incógnitas a través del rompecabezas construido por la trama de Lisbeth Salander (Rooney Mara) y de Mikael Blomkvist (Daniel Craig). También logra que los personajes secundarios tengan presencia. Su visión lóbrega del mundo de “Millenium” tiene suspenso psicológico para rato.
La historia, situada en Suecia, se presenta como un laberinto construido por dos personas. La primera es Mikael Blomkvist (Daniel Craig), un periodista con una inteligencia bastante aguda a la hora de recolectar testimonios. La segunda, es Lisbeth Salander (Rooney Mara), un hacker con un pasado traumático que la ha llevado a detestar relaciones interpersonales. Antes de descomponer dicho enigma, estos dos personajes se encuentran distanciados hasta que un determinado arco argumental los une, con la mínima diferencia de que ya uno conoce el perfil del otro.
La unión de ambos se debe a que el millonario Henrik Vanger (Christpher Plummer), un hombre poderoso, necesita la ayuda de la perspicacia de Mikael Blomkvist para tratar de solucionar el misterio de Harriet, su amada sobrina que desapareció sin dejar rastro alguno hace 40 años. Aparentemente nadie la vio salir de la isla ni tampoco encontraron su cuerpo. Ella simplemente ha desaparecido sin dejar rastros. Al tener en cuenta que el acontecimiento se efectuó en la isla invernal donde residen, la lista de sospechosos es bastante larga, incluyendo los miembros de la familia Vanger, muchos de los cuales actúan de forma siniestra.
Para desmantelar un misterio de esta magnitud la trama no recurre a un detective privado con una oficina llena de casos sin revolver, sino a un periodista inteligente para la búsqueda de información y a un hacker con un pasado turbulento. Mikael, quien es copropietario de la revista Millennium, debe lidiar con la cotidianidad de su vida como periodista, intentando olvidar los cargos de difamación que hay en su contra. Una de las razones por la que decide ayudar al señor Vanger es porque le han prometido que si descubre cuál de los familiares mató a Harriet, recibirá la información que prueba su inocencia. Salander, por su parte, es una muchacha de mente fracturada que intenta dejar de lado la negrura de un pasado de violencia y de abusos sexuales. Se une a Mikeal porque, en efecto, está obsesionada con el asesino de mujeres.
Fincher logra que el elenco completo se luzca en distintas escenas, especialmente Rooney Mara como Lisbeth Salander. Mara es un tour de forcé, ha conseguido la mejor actuación en su corta carrera como actriz. Le da credibilidad al personaje de Salander, haciéndonos sentir por qué ella actúa de esa forma tan rígida, aislada y sombría. Su interpretación de Lisbeth Salander es la de una mujer dura y de inteligencia sagaz, que se ha convertido en antiheroína por culpa del infierno que ha vivido. En cada escena, su complejidad emocional se hace más genuina.
El estilo visual de FIncher le da fuerza a los personajes que está presentando, nos pone a experimentar toda clase de sensaciones a través de la atmósfera desolada de la trama y mantiene el suspenso, constantemente, para hipnotizarnos como zombis una vez que la psicosis del enigma narrativo se desmantela en mil pedazos.
Nos ha impactado la frialdad de esta agobiante película, sobre todo porque exhibe un orbe saturado por personas corruptas y mentalmente inestables que están motivadas por la inquietud del entorno que los rodea. Es un filme brutal, oscuro y visualmente estimulante que, soltando una ansiedad descomunal, resulta cautivador por la manera en que lo siniestro se aferra a lo inesperado.
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