La historia de un niño indio llamado Pi, hijo de un empleado del zoológico, quien se encuentra en compañía de una hiena, una cebra, un orangután y un tigre de Bengala después de que en un naufragio, su barco quede a la deriva en el Océano Pacífico.
País: Estados Unidos
Director: Ang Lee
Guion: Ang Lee (Novela de Yann Martel)
Reparto: Suraj Sharma, Irrfan Khan, Rafe Spall, Tabu, Adril Hussain
Crítica de la película
La película, adaptada de la supuesta novela infilmable escrita por Yann Martel, narra un relato de coraje, de esperanza y de resistencia desarrollado por la extraña relación entre un tigre de Bengala y un náufrago. Esa relación es el punto de partida que establece una narrativa rutilante que no se despega de los entresijos ni de los temas simbólicos. La historia del joven protagónico es la parábola de la adaptabilidad.
El protagonista de esta aventura es Piscine Molitor Patel (Suraj Sharma), un joven hindú que cuida a los animales en el zoológico de su familia en la India. Es apodado Pi porque tiene habilidades matemáticas que le permiten memorizar el número Pi (3.14) y para distinguirse de los abusadores que se burlan de su nombre, el cual traducido al español significa “Piscina”. Patel es un adolescente astuto, colmado de fe y de bondadosa naturaleza, que siendo amigo de la tradición religiosa nos dice algo muy importante: «La esperanza es lo último que se pierde». Y creo que dice eso porque si la esperanza se pierde, ni siquiera un final triste puede encontrarla.
Un día su familia recoge a todos los animales y decide mudarse a Canadá. Parten en un barco de carga japonés, el cual, frente a la tempestad del pacífico, encalla. En medio de la tormenta, Patel se queda solo en un bote salvavidas acompañado de una cebra, una hiena, un orangután y un tigre de Bengala llamado Richard Parker. Esta barahúnda pone a prueba los límites mentales de Patel para sobrevivir ante todos los obstáculos del mar.
La mayoría de los animales del bote están capturados con una tecnología generada por ordenador que puede engañar a cualquier retina que se duerma, aunque en algunos planos son mamíferos de carne y hueso. Las imágenes procesadas de los animales se ven tan reales, que es muy difícil distinguirlos. Hasta el océano y los paisajes que adornan la travesía de Pi por el mar es un banquete visual.
En esta película de Lee, la inmensidad del mar se siente como una realidad onírica. Es una fábula de amistad perenne, presentada por el lazo insólito formado entre Richard Parker y Pi. Ambos coexisten en el bote ante el temible infortunio. Son polos opuestos. Aprenden a convivir mutuamente, a pesar de que son víctimas. Y defienden el espacio que ocupan en el bote. Una revelación inquietante nos pone a reflexionar, sobre todo porque es posible que Pi actúe solamente como un narrador omnisciente de una historia que puede no ser verdadera (metaficción), y lo que vemos no es más que un reflejo de los delirios que ha creado para poder salvarse. Una alegoría de la colisión que hay entre la fe religiosa y la racionalidad.
Lee ha dirigido una prodigiosa película en 3D en la que cada plano de la puesta de escena se vuelve poesía para soñadores. La ha atiborrado de belleza, de metáforas y de panoramas deslumbrantes. Enseña los atributos de una naturaleza inquieta. Nos ha conmovido con la actuación del desconocido Suraj Sharma. Y lo que edifica nos ha sacado lágrimas de enternecimiento. Hemos creído en la aventura extraordinaria, y dichas creencias, satisficieron nuestras emociones.
Recomendada en su totalidad y excelente reseña ésta. :D
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