Crítica de la película 'Los juegos del destino'

Los juegos del destino

Después de una temporada en una institución mental, el ex profesor Pat Solitano, se mueve de nuevo con sus padres y trata de reconciliarse con su ex-esposa. Las cosas se ponen más difíciles cuando Pat cumple con Tiffany, una chica misteriosa con sus propios problemas.

Duración: 2 hr. 7 min.
País: Estados Unidos
Director: David O. Russell
Guion: David O. Russell (Novela: Matthew Quick)
Reparto: Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Chris Tucker

Crítica de la película 


Esperar una película de David O. Russell, es como, de cierto modo... Esperar una película de David O. Russell; una comedia dramática que muestre personajes peculiares llenos de problemas psicodélicos y repletos de cinismo en su vida. Con Silver Linings Playbook valió la pena esperar, puesto que es una de sus películas más alarmantes en cuanto a desarrollo de personaje se refiere. 

Es sin duda una comedia romántica muy ingeniosa, y eso simplemente lo digo por sus personajes, los cuales son la piedra angular de la trama. De eso se trata esta película, de las interpretaciones; aunque la trama resulta bastante original por examinar los trastornos mentales, junto al desarrollo de la extraña relación entre los personajes principales. 

Desde que uno observa a Pat Solitano (Bradley Cooper) hablarse a sí mismo en una habitación, sometido a una institución mental y corriendo con una funda negra por encima de su atuendo deportivo, nos damos cuenta de que este individuo en particular tiene serios trastornos mentales. Ese trastorno bipolar es lo que le da vida al personaje y a la historia. 

Seguimos la vida de Pat al salir de una institución mental, en su intento de recuperar el matrimonio perdido con su ex-esposa, Nikki. Al pensar en eso, se mueve a casa de sus padres, Pat Solitano Sr. (Robert De Niro) y Dolores Solitano (Jacki Weaver) para tratar de controlar su trastorno, también para comenzar a buscar preguntas que llenen su vacío sin respuestas. El vacío de su existencia tratará de ser llenado una vez que se le aparece Tiffany Maxwell (Jennifer Lawrence), una joven viuda con trastornos anormales similares a los de él que intentará cambiar su vida para siempre con el “Silver Linings”, es decir, con el lado positivo de una situación en la vida. 

Antes de Silver Linings Playbook ni siquiera consideraba a Bradley Cooper como un buen actor, pero después de ver esta brillante interpretación me quito el sombrero. Cooper entrega la mejor interpretación en todo su currículum actoral. Y es parte de lo que siempre digo: Cuando un actor infravalorado cae bajo la tutela de un director maestro, sus métodos actorales mejoran considerablemente. Esta es una prueba, pero con el ejemplo de David O. Russell, quien sabe cómo transformar las emociones de sus actores para hacerlos reales. 

Por otra parte, Jennifer Lawrence entrega una vez más una excepcional interpretación. Tiene características que limitan en la locura, en la histeria y en el descontrol emocional. Probablemente, sea bipolar aunque no se demuestre dentro de la historia. Y ciertamente, en su corta carrera, es la mejor interpretación, la más emocional que ha realizado. 

Estas actuaciones de Cooper y Lawrence son maravillosas; y aunque la relación parezca rara o neurótica generan una química escénica muy atractiva. Son polos idénticos, se atraen, pero las distintas situaciones que rodean sus vidas disruptivas los mantienen despegados. Asimismo hay que alabar la volcánica y preocupada interpretación del oxidado pero legendario Robert De Niro como el Sr. Pat Solitano, que teniendo su rol secundario, maneja cada escena una veracidad actoral increíble. 

Estos personajes son mentalmente inestables, prestados a la ironía de la bipolaridad. Me da la impresión sin que se mencione en sus trasfondos, de que cada uno de ellos sucumbe ante la adicción paranoica de algo para controlar su comportamiento. Es decir, el Sr. Pat probablemente parezca el padre preocupado, arrepentido y autoritario, pero es un adicto a las apuestas deportivas; lo mismo sucede con Tiffany, que además de ser adicta a la danza, es una adicta al sexo, eso explica por qué es perseguida por varios hombres en algunas escenas. Por otra parte, Pat junior quizás rechace las terapias, pero su sumisión hacia la ira y los cambios de ánimo son inevitables, aunque se controle por momentos. 

Es divertida, antiromántica hasta el final, rellena de diálogos astutos y elocuentes, de esos que no desperdician nada de su audacia. David O. Russell quiere apuntar a una temática sobre enfermedades mentales y neurosis, acompañándola de altas dosis de atracción pos- matrimonial. Sus personajes se encargan de transmitirlo. Y la trama trata desvía la atención con pistas para no dejarse predecir, es decir, a medida que avanza te vas a generar una idea de lo que puede suceder, pero la sorpresa se encargará de matar tu idea. 

Si quieres esperar algo de Silver Linings Playbook, espera las realistas interpretaciones, espera las alocadas ocurrencias en la vida de los personajes; espera un guion astuto, espera reír con sus diálogos y espera lo inesperado. Ésta es una comedia dramática verdaderamente encantadora; más aun, es una de esas comedias que tratan una temática seria y original para generar interés. Es demasiado interesante para dejarla pasar.

7/10




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