La verdadera historia del capitán Richard Phillips y su secuestro en 2009 por piratas somalíes adentro de la de bandera estadounidense Maersk Alabama MV, el primer barco de carga estadounidense en ser secuestrado en doscientos años.
País: Estados Unidos
Director: Paul Greengrass
Guion: Billy Ray
Reparto: Tom Hanks, Catherine Keener, Barkhad Abdi
Crítica de la película
Tirarte al mar no creo que sea la respuesta correcta. En el mundo real cuando esos acontecimientos suceden, nosotros, los simples civiles, no tenemos ni idea de cómo pasan, pero en las películas es diferente, porque nos dan una aproximación realista y detallada sobre el peligro de los hechos para que podamos ser testigos. Y el director Paul Greengrass, asimila las vicisitudes dramáticas del Captain Phillips, enseñándonos cómo operan los piratas modernos para buscar el pan de cada día.
La operación de rescate del capitán Phillips fue un evento que sacudió los medios de comunicación alrededor del 2009. Fue conocido como el incidente del Maersk Alabama. Todo el mundo estaba comiéndose las uñas, pendientes del secuestro del barco.
La historia comienza como la calma antes de la tormenta. El Capitán Richard Phillips (Tom Hanks), a bordo del barco de carga, Maersk Alabama, se encarga de las labores de inspección y de la dirección de la tripulación. Todos los procedimientos funcionan de forma normal. Hasta que un día determinado una banda de piratas somalíes liderada por Abduwali Muse (Barkhad Abdi) secuestran el barco, lo que pone al capitán Phillips contra la espada y la pared al pensar en lo que debe hacer para salvar a la tripulación en medio de la crisis.
Gracias a esa crisis, Tom Hanks alcanza una nueva marca en su carrera como actor. Nos entrega su mejor actuación en los últimos años. Desde Cast Away no veíamos a un Tom Hanks tan desesperado, tan nervioso y tan aterrorizado por su entorno como lo hace en Captain Phillips. La ironía es que, ambas interpretaciones tienen que ver con el océano, solo que en esta la apuesta es, emocionalmente, más compleja. Hay escenas en las que Hanks ni siquiera habla, transmite su estado de shock con el lenguaje gestual. Aplaudimos su registro dramático.
A medida que la película avanza, Greengrass quiere modelar al capitán Phillips como el héroe común. El típico hombre ordinario que controla la situación con una actitud temeraria, aunque impredecible. Phillips se enfrenta al peligro y quiere ser salvado, pero la falta de adecuación de las fuerzas y de la gran cantidad de potencia de fuego desplegada contra los cuatro jóvenes peligrosos y desesperados, lo hacen reflexionar sobre el riesgo de la situación.
En un principio la película se divide en dos, ya que durante varias escenas se señala cómo opera la tripulación americana y cómo se reúne la tripulación de los piratas somalíes. Polos totalmente opuestos con diferentes lozanías motivacionales, aunque con uno de estos polos, Greengrass enfatiza la condición de vida paupérrima de los piratas somalíes, los cuales se ven forzados a delinquir para ganarse la vida a causa de la degradación socioeconómica de su país. De ellos sobresale el novato, Barkhad Abdi, con una excelente actuación que logra que Muse transmita la inseguridad y la desesperación a través de sus ojos. Él no quiere hacer eso, odia su vida de pirata, no la necesita; pero fue obligado a hacerlo y, si no lo hace, muere. Así de creíble es su balanza.
La cámara en mano de Greengrass logra que cada plano sea agobiante. Créditos al montaje de Christopher Rouse por organizar todo esto. Nos muestra una impactante dramatización de una de las operaciones de rescate marítimo más precisas de los últimos tiempos. Este barco cinematográfico tiene dos cargas: en la popa, la poderosa actuación de Hanks y, en la proa, la emocionante estética de Greengrass. Ambas evidencian el nivel alcanzado en la clasificación del thriller dramático, convirtiéndose en un viaje de terror por el océano de la tensión. Difícil que no estemos pegados del asiento para atestiguarla.
8/10
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