Crítica de la película 'Los juegos del hambre: en llamas'

Los juegos del hambre: en llamas

Sigue las aventuras de Katniss Everdeen, que tiene lugar en un mundo distópico futurista, mientras se prepara para el Quarter Quell.


Duración: 2 hr. 26 min.
País: Estados Unidos
Director: Francis Lawrence
Guion: Michael Arndt, Simon Beaufoy, Suzane Collins
Reparto: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Philip Seymour Hoffman,Stanley Tucci, Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Toby Jones, Donald Sutherland

Crítica de la película 


El año pasado cuando se estrenó "The Hunger Games", dije que nos estábamos acercando a una nueva franquicia cinematográfica. Sé por qué lo dije. Y es que, no se puede dudar que The Hunger Games: Catching Fire enciende la mecha de esta franquicia de una forma más provocativa que su antecesora. En ese sentido, es una secuela ganadora que está muy hambrienta. 

Y para satisfacer su apetito, de manera voraz, la dirección de Francis Lawrence la hace afilada en cada ángulo. De forma tal que hace posible todo lo que no pudo hacer Gary Ross en la entrega pasada: expandir los personajes, las emociones, los escenarios de supervivencia, los efectos visuales y las temáticas morales presentadas en el distópico mundo futurista de Suzane Collins.

Después de sobrevivir y de ganar los juegos pasados, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y Peeta Mellark (Josh Hutcherson) acompañados de Haymitch Abernathy (Woody Harrelson) y Effie Trinket (Elizabeth Banks), son intervenidos por el Capitolio y por el presidente Snow (Donald Sutherland), para debatir la situación que se está volviendo inestable a través de los doce distritos, debido a la simbología de su acto de supervivencia.

Sintiendo que una revolución se avecina, el presidente Snow y su nuevo jefe de seguridad, Plutarch Heavensbee (Phillip Seymour Hoffman) deciden eliminar a los ganadores pasados realizando unos juegos del hambre con algunos de los tributos ganadores. De esa forma, lo que empezó en The Hunger Games como un juego de niños, ahora, en The Hunger Games: Catching Fire, termina siendo un juego de asesinos profesionales.

Por esa razón, la película se muestra con un tono más oscuro y la violencia se exagera para mostrar qué tan fuerte se han vuelto los personajes a la hora de sobrevivir con dificultad. También explora más a fondo el triángulo amoroso entre Peeta Mellark, Katniss Everdeen y Gale Hawthorne (Liam Hemsworth); aunque en ese aspecto, el conflicto sentimental lo tiene Everdeen en lo profundo de su ser, porque podemos observar cómo es devorada por las dudas. 

En esta entrega su espíritu se quebranta. La actuación de Jennifer Lawrence se encarga de desarrollar las emociones convincentemente; transmitiendo el coraje, el instinto de supervivencia y la independencia que Katniss Everdeen muestra en todas las escenas dentro de la nueva edición de los juegos. 

Esa edición de estos juegos es manejada desde la perspectiva de los protagonistas. Todos los planos compartidos entre Hutcherson y Lawrence poseen una química escénica atractiva. Ambos se complementan ante el peligro de sobrevivir. Así que para ella salvarse, necesita salvar a Peeta Mellark y viceversa; aunque con nuevas reglas, los aliados como Finnick Odair (Sam Caflin) nunca están de más.

El escenario de The Hunger Games: Catching Fire, es un escenario donde las lluvias de opresión son tapadas con las nubes de hipocresía. La trama es inteligente. Su estructura oculta los elementos claves en los bolsillos del twist. Así el espectador, si no ha leído el libro, se verá impactado por la sucesión de revelaciones y quedará hambriento por más y más. Un movimiento muy inteligente por parte de Francis Lawrence, o como Haymitch diría: "Solo recuerda quien es el enemigo". 

Es justo decir que tiene las apuestas siempre a su favor, y como secuela, sobrepasa a la primera entrega en todos los márgenes. Es acelerada, astuta, energética y más trágica. En otras palabras, es una alegoría fílmica que refleja cómo la influencia de un gobierno totalitario excede el poder para controlar, a través de los medios, las emociones, el espíritu y los deseos de una sociedad marginada por la crisis y victimada por el entorno. Y si ese es el espejo de nuestro mundo, es inevitable decir que, una rebelión se aproxima.

7/10




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