Crítica de la película 'Creed: corazón de campeón'

Creed: corazón de campeón

El excampeón Mundial Peso Pesado Rocky Balboa sirve como un entrenador y mentor de Adonis Johnson, hijo de su difunto amigo y ex rival Apollo Creed.

Crítica de la película 


La franquicia de Rocky probablemente es la más famosa del género del drama deportivo. En la cuenta se suman seis películas dentro de la cronología central y un rol de Sylvester Stallone como uno de los personajes más icónicos de la historia del cine; pero de las seis, solo "Rocky ", la cual es por mucho la mejor de la serie, se ha mantenido fresca, ya que el resto ha desgastado la saga.

Y es precisamente ahí donde entra Creed de Ryan Coogler (Fruitvale Station), que siendo una secuela/spin-off rejuvenece la gloria pasada del mundo de Rocky con un round de buenas actuaciones de parte de Sylvester Stallone y Michael B. Jordan y, claro, con una historia muy dramática enfocada en construir el relato de un personaje nuevo.

Ese personaje es Adonis "Donnie" Johnson (Michael B. Jordan), el hijo ilegítimo del antiguo Campeón de Peso Pesado, Apollo Creed (Carl Weathers). Desde que era pequeño, Donnie era un muchacho conflictivo que le gustaba meterse en líos peleando con otros chicos en el reformatorio donde estaba, y es quizá por eso que su sueño como adulto es convertirse en boxeador profesional así como su padre. Para eso conoce a Rocky Balboa (Sylvester Stallone) y lo convence de que lo entrene, a pesar de que Rocky ya tiene otros problemas personales.

Donnie es duro, terco, motivado; y a veces oculta su corazón de campeón bajo un manto de humildad. Es un joven que quiere salir de la sombra de su difunto padre para formar su propio legado. Es por eso que Rocky, que aquí se encuentra achacado y atrapado por las reminiscencias del pasado, decide entrenarlo; porque su carácter se parece al de su gran amigo Creed.

La química de Donnie y Rocky es la piedra angular de la película. Ellos forman un lazo que los une en el cuadrilátero del entrenamiento: el boxeo y la amistad. Así vemos cómo se desarrolla una relación de tipo padre-hijo.

Al ver eso pensaba que la historia sería un cliché de principio a fin, pero me equivoqué. No lo es. Creed encuentra otra historia para contar. Es una película sobre alcanzar los sueños y continuar el legado de una generación a otra. Sobre el pasado y el futuro. Sobre el esfuerzo. Y toda la historia es original bajo un tono nostálgico visto a través de muchísimos guiños sobre la primera película de Rocky: entrenamientos, correderas, gimnasios, la música inspiradora, las escalinatas del Museo de Arte de Filadelfia. Lo interesante es que nos involucra emocionalmente con el dramatismo de la trama.

Es decir, la historia es genuina porque los actores conectan con nosotros. Así la actuación de Jordan, quien ya había trabajado con Coogler en "Fruitvale Station", demuestra su condición física y expresiva como actor, interpretando a un joven que busca aceptar su identidad y por el cual simpatizamos. Y Stallone sorprende con lo que sería una de sus interpretaciones más dramáticas en años, que, por cierto, entrega unos diálogos maravillosos con sus discursos motivacionales sobre la pérdida.

Coogler deja claro que Creed es un homenaje a las raíces de "Rocky" mientras establece una narrativa efectiva que apunta a otra dirección, en este caso Adonis Creed. Las intenciones son tan obvias que el estilo de Coogler encuadra los actores en varios planos para recrear con exactitud muchos momentos del clásico del 76.

Y en esos términos la película resulta satisfactoria. La considero una de las mejores de la franquicia. 


Ficha técnica:
Duración: 2 hr. 13 min.
País: Estados Unidos
Director: Ryan Coogler
Guion: Ryan Coogler
Música:
Ludwig Göransson
Fotografía: Maryse Alberti
Reparto: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Phylicia Rashad
 

7/10

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