Crítica de 'La llegada': una película cerebral de ciencia-ficción

La llegadaCuando las naves extraterrestres aterrizan por todo el mundo, una lingüista experta es reclutada por los militares para determinar si vienen en paz o son una amenaza.

Ficha técnica
Año: 2016
Duración: 1 h. 56 min.
País: Estados Unidos
Director: Denis Villeneuve
Guion: Eric Heisserer (Relato: Ted Chiang)
Música: Jóhann Jóhannsson
Fotografía: Bradford Young
Reparto: Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker, Michael Stuhlbarg

Crítica de la película


Reconozco haber ido a la sala de cine a ver esta película, Arrival, porque me parecía una de las apuestas más interesantes del año y porque su director, Denis Villeneuve, es un cineasta que tiene películas cerebrales con las que uno sale del cine asombrado y con la boca más abierta que un arcaduz kilométrico. Y tal parece que no me equivocaba, pues he salido de la proyección como un loco pensando en las ideas complejas que encierra esta inteligente película de ciencia-ficción.

Lo que vemos simplemente nos confirma que lo que ya sabíamos: el señor Villeneuve sabe elegir películas con conceptos originales para dirigirlas. En su historial tiene películas como Incendies, Prisoners y Enemy. Ahora se suma Arrival con una originalidad que nos dice que todavía se puede hacer una película de extraterrestres que trate temas distintos y provocativos sin entorpecer el enunciado narrativo.

La trama, que parte de un solo conflicto para abarcar casi el metraje completo, es poner a la lingüista Louise Banks (Amy Adams) a involucrarse en una situación desatada por la llegada inesperada de naves alienígenas en varias partes del planeta. Para Louise y todas las personas, es el día en el cual la civilización cambia para siempre el pensamiento de que estaban solos en el universo.

Cuando los extraterrestres arriban en la Tierra, la jerarquía militar comandada por el coronel Weber (Forest Whitaker) trata de establecer contacto con los recién llegados, pero no tienen mucho éxito. Para determinar las intenciones de estos seres, contratan a la doctora Louise con el objetivo de aprovechar la habilidad que tiene en lingüística avanzada y poder comunicarse con ellos. También necesitan la colaboración del científico Ian Donnelly (Jeremy Renner) para analizar la composición de esta misteriosa inteligencia superior.

A medida que Louise aprende a descomponer el complicado lenguaje de símbolos de los alienígenas, comienza también a experimentar una serie de flashbacks casi efímeros que la ponen a recordar cosas que tienen una conexión profunda con el verdadero propósito de la visita.

La inteligencia de esta historia me despierta un estado de perpetua ansiedad al ver los gestos y las preocupaciones de Louise, quien está brillantemente interpretada por Amy Adams. Es un personaje de alta profundidad emocional que se encuentra atormentada por las tragedias del “pasado” y por el pánico del primer contacto alienígeno. Como es la única narradora, todo lo que podemos ver en el trayecto es un largo flashback de las trampas que le juega la memoria.

Villeneuve, ayudado por la prodigiosa poesía visual de Bradford Young y la escalofriante banda sonora de Jóhann Jóhannsson, consigue que la ejecución de la película se sienta como algo que nunca se había visto antes y que al mismo tiempo resulte familiar. Basta con ver que la manera cautivadora con la que mantiene la exposición acentúa el drama, el suspense y el misterio sin salirse del campo metafísico de la ciencia-ficción. Logra que sea un film de extraterrestres que nos obliga a cuestionar lo que vemos recurriendo solamente al efecto contemplativo de lo que pasa, olvidándose de la pirotecnia para favorecer la riqueza atmosférica y la sobriedad del argumento.

Puede que use el problema de la paradoja de Fermi para acentuar las metáforas de la comunicación (o incomunicación) entre las especies, la enorme incapacidad de las naciones humanas para unificarse pacíficamente, la irracionalidad de nuestras idiosincrasias y la percepción del tiempo, pero es también el retrato íntimo de una mujer adolorida que piensa que lo ha perdido todo. Los sentimientos maternales de la protagonista y las reminiscencias que la confunden son los pilares que sostienen la narración.

La sutileza de Villeneuve captura el encuentro cercano del tercer tipo con una imaginería deslumbrante para revelar las contradicciones de la existencia humana. Su puesta en escena retiene la tensión sin ceder la grandilocuencia y la reflexión, y nos relata que la utopía humana se halla escondida en los inmensos recuerdos de un futuro lejano. Es una experiencia sorprendente.


8/10




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