Crítica de 'Animales nocturnos': thriller elegante y provocativo

Narra la historia de Susan Morrow, una mujer que, tras abandonar a su primer marido, un escritor inédito, lee la novela que este le envía y acaba hechizada por el relato dentro del relato, síntoma evidente de que a la nueva vida de Susan le falta algo y deberá explorar en su pasado para saber qué es lo que le impide seguir adelante.

Ficha técnica
Año: 2016
Duración: 1 hr. 52 min.
País: Estados Unidos
Director: Tom Ford
Guion: Tom Ford
Música: Abel Korzeniowski
Fotografía: Seamus McGarvey
Reparto: Amy Adams, Jake Gyllenhaal, Armie Hammer, Aaron Taylor-Johnson, Michael Shannon,

Crítica de la película


Lo primero que pensaba cuando veía a Nocturnal Animals era en la belleza visual de cada plano. Era una sensación cercana a lo que sentimos cuando vemos un comercial de perfumes de esos que nos seducen con la imponente gallardía ocultada debajo de una música de ángeles. Era un pensamiento que me acordaba que el director de esta película, para el colmo de la ironía, es Tom Ford, el afamado diseñador de moda que ahora se ha metido a cineasta.

El cine del señor Ford lo conocimos por su película debutante, “A Single Man”, que si bien no nos gustó del todo, se podía apreciar por la eficacia de su estética. Pero ahora en su segundo esfuerzo la cosa le sale mejor, pues consigue ejecutar Nocturnal Animals usando un hábil ejercicio de dirección para narrarnos la historia dentro de la historia de dos personas separadas por el siniestro camino del remordimiento y la venganza.

En la trama de estos dos personajes hay una construcción genérica que raya en el misterio, en el melodrama, en el suspenso, en el nuevo cine negro (neo-noir). Y Ford dota la narración de lo que hacen empleando los subterfugios recurrentes del thriller psicológico para engancharnos desde el principio hasta el final con el sufrimiento de Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal) y con la melancolía de Susan Morrow (Amy Adams). Y todo le sale de maravilla con este guion basado en la novela Tony and Susan, de Austin Wright.

Vemos que Susan Morrow es una adinerada galerista de arte que vive en su lujosa mansión con su descarado esposo, Hutton Morrow (Armie Hammer), quien disfruta ignorar a su esposa. Todo lo que se percibe en la vida de este dúo es preciosidad pura y un hedonismo intencionado. Susan a veces recuerda que estaba casada con su primer marido, Edward Sheffield, un escritor inédito que, como no tenía futuro, lo botó en el zafacón de las relaciones olvidadas.

Un día inesperado Susan recibe un paquete en el que descubre que Edward le ha enviado la primera novela que ha escrito, invitándola a leerla antes de la publicación. Susan adorna su rostro con lentes de la marca Tom Ford y a medida que se queda embelesada leyendo el relato, descubre que la propia novela es una alegoría de lo que le falta en su intranquila vida y de las frustraciones que tuvo Edward cuando se relacionaba con ella.

Estos personajes, además de estar bien vestidos, son interesantes, pues se motivan por los miedos de su entorno. Susan, quien es una mujer con síntomas de hipomanía que ofrece el único punto de vista, padece un estado perpetuo de ansiedad que la tiene enfrascada en la indecisión personal. Es insomne, eufórica y no sabe lo que quiere a pesar de que lo tiene todo. Es lo contrario de Edward, de quien descubrimos lo que piensa a través de la personalidad de Tony Hastings, el alter ego que ha creado para protagonizar su propia ficción, pues es un hombre indeciso, pávido e impotente que no tiene muy claro hacia dónde va, aunque con lo que ha escrito sabemos de lo que es capaz.

El tono oscuro de estos personajes es una señal de que a Ford le gustan los protagonistas desgajados, pero que también quiere profundidad en los intérpretes. Y en ese sentido todas las actuaciones crean un poder de empatía que convence, destacándose Jake Gyllenhaal como Edward Sheffield, Michael Shannon como el detective Bobby Andes y Amy Adams como Susan Morrow. Créditos también para Aaron Taylor-Johnson como Ray Marcus, el psicopático miembro de la pandilla.

Reconozco que me he quedado extasiado por la manera tan meticulosa con la que Ford detalla esta crónica de metaficción entre realidades disparejas. En cada pedazo de encuadre hay una elegancia visual y una consistencia narrativa que siempre nos mantiene pensando en el rompecabezas. La tragedia del glamour viene con giros imprevistos.


7/10

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