Crítica de 'Baby Driver': diversión, carros y música

Sinopsis: Baby (Ansel Elgort), un joven y talentoso conductor especializado en fugas, depende del ritmo de su banda sonora personal para ser el mejor en lo suyo.

Ficha técnica
Año: 2017
Duración: 1 hr 52 min
País: Reino Unido
Director: Edgar Wright
Guion: Edgar Wright
Música: Steven Price
Fotografía: Bill Pope
Reparto: Ansel Elgort, Lily James, Jamie Foxx, Jon Hamm, Kevin Spacey,
Calificación: 7/10


Crítica de la película


El otro día, fuimos a ver la nueva película de Edgar Wright, Baby Driver, y quedamos sorprendidos; primero, porque no esperábamos que la sala de cine estuviese tan llena y, segundo, por una efectiva dosis de diversión y de música que este señor le inyecta a una historia que, aunque la hemos visto varias veces, se siente diferente por la manera en la que su estilo maneja los elementos sin reducir la velocidad.

Wright consigue que sea interesante, sobre todo porque su protagonista es un chaval que conduce lo que sea que tenga cuatro ruedas valiéndose de un par de gafas Wayfarer, un iPod atestado de música y unos auriculares que no se los quita para apaciguar los acúfenos. Para el colmo, este muchacho, es un conductor endemoniado que ayuda a ladrones de bancos a escapar por las vías más rápidas. Y viéndolo escapar entre persecuciones y una buena banda sonora, hemos pasado un buen rato. 

En el argumento hay acción, el humor absurdo característico de Wright y un pequeño relato de romance que hace que se distinga de películas similares como la estupenda The Driver, de Walter Hill, o la ingeniosa Drive, de Nicolas Winding Refn. Hay semejanzas, pero la edificación es distinta, pues el protagonista, Baby (Ansel Elgort), es un jovencito que tiene un talento envidiable para conducir autos, aunque, a diferencia de los otros conductores, es un melómano que depende de la banda sonora que escuche para guiar como el mejor. 

El comportamiento peculiar de Baby, quien actúa casi como un niño, se compensa con los flashbacks de su trágico pasado. Ahora se dedica a ser un conductor especializado en fugas para los ladrones de una banda liderada por Doc (Kevin Spacey). Pero todo eso cambia cuando conoce a Deborah (Lily James), la chica que le roba el corazón y por la que decide abandonar la vida delictiva.

Como intérprete principal, Ansel Elgort, dota de mucho vigor su interpretación como Baby. A altas velocidades, no se inmuta por nada. Es un héroe del volante que ha sido criado por Joseph (CJ Jones), un viejo sordomudo que lo adoptó al quedarse huérfano. Su actitud tan hermética y distante lo aleja de los miembros de la pandilla y del resto de los mortales, con excepción del anciano, porque, en efecto, su único refugio es el vínculo que tiene con la música cuando se pone auriculares que parecen incrustados a sus orejas con pegamento. Y no es una coincidencia que Wright lo tomara en cuenta, ya que es cantante y, en ocasiones, un DJ bajo el seudónimo de Ansølo.

Aunque la química de los secundarios que acompañan a Elgort sea acogedora y hasta efímera, lo más estridente de la película son las canciones que escucha Baby (y nosotros también), porque que complementan la acción desatada por las secuencias de persecuciones y aportan fluidez a la narración; un ejercicio de estilo que Wright nos ha dado con películas como Shaun of the Dead, Hot Fuzz, Scott Pilgrim vs. The World y The World's End. Y la selección es estupenda, con una música variada que atraviesa diversos géneros musicales. A veces, Baby se mueve como si estuviera en un musical. 

La película tiene gracia, ritmo y música para rato con la historia del joven que solo anhela escapar del mundo del crimen para rehacer su vida. Los giros de tuerca emocionan. Los planos secuencia se mueven con una cámara trepidante. Y Wright, quien también es un ávido cinéfilo, demuestra que puede jugar con los géneros con el fin de que los personajes se sientan dinámicos durante dos horas que arrancan para no detenerse hasta los créditos. Es el homenaje moderno al cine de persecuciones de los 70'.

7/10



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