Ficha técnica
Año: 2017
Duración: 2 hr 01 min
País: Estados Unidos
Director: Darren Aronofsky
Guion: Darren Aronofsky
Música: Jóhann Jóhannsson
Fotografía: Matthew Libatique
Reparto: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Michelle Pfeiffer, Ed Harris
Crítica de la película
La nueva película del señor Darren Aronofsky, Mother!, me ha enseñado una moraleja que jamás olvidaré: siempre cuenta los bostezos durante la película (por lo menos entretiene). He contado dos bostezos, y un tercero que vale por cuatro. Gracias al conteo he comprendido que su ejercicio de estilo puede confundirse como algo original, pero hay que estar muy ciego para caer rendido ante esta ramplona superficialidad.
Aronofsky consigue que la película esconda las debilidades narrativas debajo del telón de las alegorías que componen la sociedad. Construye un cuento engañoso, que solo sirve para sustentar los aspectos simbólicos y metafóricos sin ningún esfuerzo de enriquecer la trama de la mujer y el hombre en la típica mansión infernal donde comparten un delicioso té con vecinos siniestros.
La protagonista es una mujer (Jennifer Lawrence) que vive dentro de una morada aislada en una especie de jardín del Edén con su esposo (Javier Bardem). No tienen nombres. Él, es un poeta bloqueado que no puede escribir; ella, es un ama de casa sensible, despistada, adicta a un polvo amarillo que le da ánimos para atender el hogar como una zombi. Hay signos de una tragedia que se resiste a ser revelada para complacer el misterio y la metafísica. En la residencia suceden fenómenos extraños que comienzan a perturbar la psicología de la señora.
Un día, la dama se sorprende al saber que su cónyuge deja entrar en la vivienda a un desconocido (Ed Harris) y a su esposa (Michelle Pfeiffer). La personalidad del consorte despierta un sentido de sospecha en la mente de la mujer porque actúa de forma indiferente e irascible. Ella piensa que su hipocresía tiene un propósito. Y poco a poco el comportamiento raro de este empieza a destrozar su tranquilidad.
No hay nada intrigante en lo que dicen y hacen, sobre todo porque la mayoría de las escenas se vuelven reiterativas con la llegada de los invitados inoportunos hasta que al tercer acto le da la gana de despegar con el punto de conflicto. Y los personajes, interpretados por Bardem y Lawrence, tienen una química totalmente apática en esta telenovela de la cotidianidad. Sus actuaciones son un desperdicio, aunque no tengan la culpa de ser usados como marionetas.
Conociendo el cine de Aronofsky, el cual nos ha entregado películas como Pi, Requiem for a Dream, The Wrestler y la fabulosa Black Swan, reconocemos que su intención siempre ha sido la de provocar al espectador. En esta ocasión, intenta vender este producto como algo “complejo” desde la óptica de una pareja. Intenta crear, desesperadamente, una atmósfera de terror que siente estéril, carente de emoción, simplemente para saturarla de alegorías religiosas y sociopolíticas que mandan al carajo la cohesión.
El mundo de la película pertenece a los delirios de un escritor inconforme (posiblemente el mismo Aronofsky) que anhela combatir a sus demonios internos como creador de historias.
Hay simbolismo para rato con las metáforas de las cuestiones humanas. El marido representa las banalidades de la fama y el orden patriarcal en un orbe misógino; la madre es símbolo de la maternidad, de la frustración sexual, de las emociones reprimidas; los huéspedes metaforizan una cruzada de referencias bíblicas (Adán, Eva, Caín y Abel), de diatribas sociopolíticas, del fanatismo dogmático y de la destrucción causada por los humanos. Sin embargo, Aronofsky se concentra tanto en desarrollar el fondo, que su artificio abarrota el filme de escenas repetitivas y eclipsa a los intérpretes, quienes no importan mucho para lo que se esboza.
Con esos significados cualquiera piensa que es algo apoteósico, pero la trampa del realizador es que todo luzca muy puesto y arreglado con el fin de que se desate el show de terror psicológico para dummies. No le interesa otra cosa. No hay emoción en su narración defectuosa, solo una sucesión de planos disparatados sin ningún tipo de valor cinematográfico. Aronofsky ha parido “El bebé de Rosemary" que debió ser abortado.
5/10
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