Estos temas, que todavía hoy en día son de gran relevancia, se conjuntan de forma elegante en Green Book, una película inspirada en hechos reales que edifica un estudio de personajes muy acogedor con la crónica del chófer italoamericano que, irónicamente, trabaja para un pianista afroamericano, quienes, a la vez, funcionan como una parábola soterrada de la tolerancia y de la equidad racial en una sociedad segregada por unos prejuicios raciales que, mayormente, se hallan fuera de campo. La dirige Peter Farrelly, director de comedias que ahora se inclina por el drama más serio, aunque nunca abandona la ligereza cómica. Y me agrada lo que concibe. La recreación del período, el sentido del humor, la buena música, el ritmo que nunca decrece y, sobre todo, las magníficas actuaciones de Mahershala Ali y Viggo Mortensen, añaden algo de sustancia a una narración tan simple. Es una película de carretera en la que el relato de los protagonistas, Frank "Tony Lip" Vallelonga y "Doc" Don Shirley, va cobrando fuerza con cada kilómetro que recorren por el sur profundo de los Estados Unidos, donde nos pasean por los caminos de la infamia y el racismo.
La historia comienza en los años sesenta cuando Frank Vallelonga (Viggo Mortensen), apodado Tony Lip por sus colegas italoamericanos, es despedido del club Copacabana luego de un intercambio de trompadas con un cliente. Tony es un tipo fuerte, de temperamento violento y de una capacidad inimaginable para convencer a los otros con los cuentos y las mentiras. Como padre de familia, Tony hace lo que puede para mantener a su familia, pero la situación socioeconómica empeora. Sin embargo, su suerte cambia cuando es contratado como chófer por el virtuoso pianista negro Don Shirley (Mahershala Ali) para que lo acompañe y lo proteja durante una gira de conciertos por el sur.
Tony y Doc son una metáfora preciosa sobre una igualdad utópica entre los individuos de una misma raza. Y no tienen nada en común. Uno es un italoamericano que lleva en las venas un racismo latente hacia los afroamericanos, pero que respeta sus costumbres y su cultura; el otro, es un afroamericano refinado que, por haber tenido una educación de personas blancas pertenecientes a la burguesía, ha olvidado sus raíces identitarias. Son el negro y el blanco, literalmente. Sus personalidades son muy opuestas, pero, precisamente, sirven para reforzar una amistad que rompe la barrera segregadora en la época en la que viven cuando, confiando en el “Libro Verde”, una guía de los establecimientos para el hospedaje de afroamericanos, se dan cuenta (Tony, principalmente) de cómo el racismo y los prejuicios que rodean las zonas sureñas degradan la condición humana. En su viaje hay inconvenientes raciales, momentos de hilaridad, escenas sentimentales que terminan en una especie de catarsis redentora para ambos, una lección moral que reforma lo que piensan de los estereotipos que habitan su país.
Es en las interpretaciones de Viggo Mortensen y de Mahershala Ali donde reside la magia de la película, el trabajo actoral que elaboran es magistral, con unos diálogos placenteros y cargados de ironía que suscitan una reflexión profunda. Mortensen crea uno de los personajes más entretenidos de su carrera, interpretando, con una gran facilidad para el acento y los gestos, al estereotipo de un italoamericano que parece haber sido sacado de las películas clásicas de mafiosos, el hombre rudo que no se tuerce por nada pero que se mantiene firme en unas acciones que son serias, divertidas y muy sinceras. Ali, consigue una actuación muy orgánica como el artista afroamericano que trabaja al servicio de la hipocresía para desnudar las arbitrariedades raciales en tiempos de segregación, un personaje muy natural que utiliza la música como sinónimo de protesta y sacrifica su identidad para que veamos la verdad universal del racismo institucional y hasta de la homofobia. La química de ambos engalana y dosifica muy bien la empatía, la comicidad y el halo dramático de los personajes.
El director Farrelly, en su primera película en solitario, opta por una película que resulta encantadora con la pareja de protagonistas y con la distribución de géneros que termina nivelando el drama biográfico y la comedia con un ritmo muy acertado. Expone las vicisitudes del racismo, la estereotipificación de los inmigrantes, fortalece el interculturalismo con grandiosas actuaciones de Mahershala Ali y de Viggo Mortensen y, aunque la simplicidad del argumento puede caer en algunos instantes convencionales, nunca descuida la honestidad con la que es contada. Es como si fuera una versión retorcida de Driving Miss Daisy, pero una agradable y muy entretenida.
Año: 2018
Duración: 2 hr 10 min
País: Estados Unidos
Director: Peter Farrelly
Guion: Brian Hayes Currie, Peter Farrelly, Nick Vallelonga
Música: Kris Bowers
Fotografía: Sean Porter
Reparto: Viggo Mortensen, Mahershala Ali, Iqbal Theba, Linda Cardellini, Ricky Muse,
Calificación: 7/10
Tráiler de la película
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