Crítica de 'Capitana Marvel': superheroína aburrida y sin chispa

Captain Marvel


Imagino que para el estudio de Kevin Feige la película Captain Marvel debe representar un hito sin precedentes en el catálogo de cintas taquilleras que han producido hasta ahora. Introduce, con una creatividad que se ha ido de vacaciones, a la primera superheroína que protagoniza un largometraje dentro de su universo cinematográfico, luego de que durante varios años sus personajes femeninos hayan sido relegados a roles secundarios, frente a la hegemonía de héroes masculinos. Se acabó la desventaja. Se llama Carol Danvers. Algunos la llaman Capitana Marvel. Y es una de las mujeres más poderosas concebidas por los cómics de Marvel. Me dicen también que es la respuesta directa a la Mujer Maravilla de DC, aunque no sea tan popular como ella. Para mí, no obstante, la película representa una pérdida de tiempo irreparable al tener un problema fundamental que maltrata la introducción de la famosa heroína.

La película de Anna Boden y Ryan Fleck no consigue emocionarme en ninguno de los escenarios que presenta. Tropieza, en ocasiones, con los componentes más deslucidos de una fórmula genérica que está al servicio de la tontería. El ritmo me deja frígido. Lo que pasa no me sorprende. Su estilo visual es muy blando cuando desata la pirotecnia espacial, o cuando evoca una nostalgia apática tocando las referencias culturales de los años noventa. Pienso que me está engañando cuando atestiguo unas decisiones narrativas mecánicas y muy previsibles engendrando la acción, comúnmente adornadas con unos villanos sin nada de enjundia que tienen el único propósito de servir de resorte para modelar la identidad de la amnésica Carol Danvers de Brie Larson, en cuya personalidad, alejada de estereotipos, por lo menos encuentro algo de magnetismo.

La historia de la película se sitúa en los años 90 y muestra a Carol Danvers (Brie Larson) atravesando diversas circunstancias, primero, para recuperar la memoria y conocer un pasado que le parece difuso y, segundo, con el objetivo de detener a toda costa una raza alienígena conocida como Skrulls, que tienen la capacidad de transformarse en cualquier individuo. Para que esto suceda, traslada a Danvers desde el planeta del imperio Kree, donde tiene como mentor a Yon-Rogg (Jude Law), hombre que le enseña a controlar sus poderes recién adquiridos y las emociones que moldean su carácter, hasta llegar al planeta Tierra para conocer a un agente de S.H.I.E.L.D, Nick Fury (un rejuvenecido Samuel L. Jackson con tecnología digital), que se unirá a su travesía junto a un gato muy peculiar. El resto es pastiche.

El argumento de la película me desanima cuando veo que la protagonista es perseguida por los supuestos enemigos liderados por un tal Talo (Ben Mendelsohn) y decide enfrentarse a ellos, una y otra vez, en persecuciones que no poseen nada de emoción. Me harto de la insistencia de los directores de meter unos guiños de los noventa que casi no se dejan sentir, de unas secuencias de acción en la que los golpes que asesta a los tipos malos lucen infantiles, de unas situaciones facilonas de las que ella sale airosa sin ningún tipo de inconveniente. Tampoco constituye para mí una sorpresa el giro que revela que el verdadero ruin a fin de cuenta es Yon-Rogg y que es el principal responsable de la muerte de la señora de los sueños de Danvers, la Dr. Wendy Lawnson (Annette Benning), quien era la jefa de Danvers en la Tierra, pero que en el mundo de los Kree era conocida como Mar-Vell, mujer de ciencia que ayudaba a los refugiados Skrull.

La película, encaramada en esas modas feministas que tanto veo en las redes sociales, ofrece una lectura discursiva sobre el empoderamiento femenino de una mujer autónoma que no depende del hombre para resolver las contrariedades laminadas en la realidad y cuya fuerza proviene del interior. Es la mujer que se ha liberado de las ataduras propiciadas por el dominio masculino. Supongo que es también la razón por la que los roles de Mar-Vell y de Yon-Rogg han sido invertidos. En la mayoría de las escenas coloca a los hombres con irrelevancia para que solo las mujeres puedan resolver los problemas, como los momentos en que la amiga afroamericana corrige la pérdida de recordación de la protagonista blanca, o, también, en la batalla de los sexos del tercer acto en la que la Capitana Marvel interrumpe de una trompada el discurso trivial del antagonista para demostrar su superioridad, pero que, aun así lo ayuda a levantarse para subsanar la metáfora de la equidad.

Esa autonomía femenina es aprovechada por Brie Larson para personificar a Carol Danvers con su estoicismo, su prepotencia y con un rostro ataráxico que le cuesta reírse, algo que, reconozco, me atrae mucho. La separa, asimismo, de todo estereotipo sexista, casi recurriendo a una imagen de autoridad, como una mujer dominante que toma la iniciativa por sí sola ante cualquier situación. Su estrella rubia con traje de látex rojo y azul y con el peculiar mohawk que adorna su cabeza cuando activa su máscara, es muy diferente a todas las que ha exhibido Marvel en el cine.

El desliz de la película reside, sin embargo, en la manera tan desaforada en que ilustra a unos personajes secundarios vacíos y la fabricación calculada de una trama que pone en el tapete, sin nada de entusiasmo, dificultades baladíes para que la heroína que casi no se ríe haga las usuales hazañas de espantar a los indecorosos que vienen de otro rincón de la galaxia. Lo peor del caso es que he ido al cine pensando en que se trataba de una maravilla. Cuánto me he lamentado al salir de allí. Es un fiasco. Un blockbuster mediocre que nunca termina de despegar para ser entretenido.

Streaming en:



Ficha técnica
Año: 2019
Duración: 2 hr 03 min
País: Estados Unidos
Director: Anna Boden, Ryan Fleck
Guion: Anna Boden, Ryan Fleck, Geneva Robertson-Dworet
Música: Pinar Toprak
Fotografía: Ben Davis
Reparto: Brie Larson, Samuel L. Jackson, Jude Law, Ben Mendelsohn, Gemma Chan
Calificación: 5/10



0 comments:

Publicar un comentario