No siento tanta emoción con esta película de aventuras de Curtiz, en su décima colaboración con el mítico Errol Flynn, pero puedo reconocer al instante, a pesar de la falta de dinamismo, que tiene algunos personajes interesantes y componentes cinematográficos que se destacan. La aventura que presenta trata la historia de un corsario británico al servicio de su majestad que se embarca con su tripulación en una aventura por las aguas del mar Caribe para combatir el dominio de los españoles. Y claro, como es la típica narrativa "swashbuckler", los problemas que expone se resuelven con la diplomacia de la capa y la espada. Hay asaltos, persecuciones, saqueos, combates navales y hasta un romance con sabor artificial. Me pasea por algunas secuencias que me dejan indiferente, como la del primer enfrentamiento entre piratas ingleses y caballeros españoles, la previsible emboscada en la jungla, la captura y el subsecuente motín, el climático duelo a espadazos entre Thorpe y Wolfingham, en el cual la intensidad se recupera brevemente. Posee una música portentosa de Wolfgang Korngold, un diseño de producción ambicioso y vestuario muy fidedigno al período que se describe. La química romántica que tiene Flynn con Brenda Marshall es demasiado blanda, casi no la siento. También hay actuaciones secundarias muy buenas de Claude Rains como un embajador villanesco y de una magnética Flora Robson como la reina Isabel de Inglaterra. Sin embargo, eso no evita que sea una película irregular y algo baladí sobre el patriotismo más propagandístico en tiempos de guerra y de agitación política. Su tono épico no me parece tan grandioso.
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Calificación: 6/10
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