Crítica breve de la película Glass (2019)

Con esta película, Shyamalan aparentemente cierra la trilogía del universo que ha creado de humanos con habilidades sobrenaturales que piensan que pertenecen a una especie de cómic materializado en la realidad. Lo consigue narrando, con un moderado paralelismo, la conexión existente entre los personajes desarrollados en la irregular "Unbreakable" y la fastidiosa "Split", quienes se pasan la mayor parte del metraje componiendo un estudio algo trivial sobre las repercusiones psicológicas del trauma. Son unos individuos desesperanzados, sumidos en el miedo, en la oscuridad, que se hallan tan rotos como los pedazos de un cristal y que se sienten excluidos de una sociedad iluminada que los ignora. Y me quedo perplejo al saber que con una temática tan interesante como esa no sucede absolutamente nada que sea emocionante en la historia de los protagonistas. Esos personajes puede que estén interpretados correctamente por Bruce Willis, James McaVoy, Samuel L. Jackson y Sarah Paulson, pero noto cierta ductilidad en los resultados que manifiestan. Son personajes paupérrimos, sin textura psicológica, que solo sirven de marionetas para que Shyamalan pueda emplear los subterfugios convencionales de siempre con el fin de que la narración luzca coherente. Es una película ejecutada con una molicie narrativa que la hace tropezar por los caminos de las fórmulas baladíes, carente de fibra visual o de algún golpe de efecto que sea sorpresivo cuando los personajes entablan su lucha en el sanatorio psiquiátrico de la negación con el fin subsanar las heridas del pasado y probar que los superhumanos (o gente que simplemente anhela escapar de la oscuridad que supone la exclusión para ver la luz al final del túnel) realmente existen.

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Calificación: 4/10



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