Crítica breve de la película Illang: La brigada del lobo (2018)

Se me hace inevitable no ver con los ojos de la comparación esta película surcoreana de acción y de ciencia-ficción dirigida por Kim Jee-woon que se ha estrenado en la plataforma de Netflix, sobre todo porque se trata de una especie de remake del lóbrego y estilizado film de anime japonés 'Jin-Roh: la brigada del lobo', escrito por Oshii. Me animo. Enciendo la TV para ver de qué va la movida, sin olvidar de paso mi inseparable fundita de Doritos y una rica Coca-Cola. Enseguida me percato de que Kim toma los elementos visuales de la versión japonesa y traslada el argumento a un futuro distópico no muy lejano en Corea del Sur para contar la historia de un soldado solitario, perteneciente a unos escuadrones de la muerte que, aparentemente, ha perdido las emociones humanas al atestiguar los asesinatos en masa de gente inocente que exige sus derechos y se queda atrapado en un amplio conflicto burocrático que tiene como raíz la inestabilidad geopolítica de la zona. El asunto es que carece de sorpresas la trama del soldado acorralado por facciones policiales del gobierno y terroristas sectarios. Lentamente apunta para otro lado. Abandona el amplio material psicológico y filosófico presente en la original para ceder el paso a lo hueco, lo pueril, lo insustancial. Me resulta mecánico el desarrollo de la acción, con unos personajes de plástico que desecho enseguida cuando son víctimas de la traición, del poder y de los cuentos de Caperucita Roja, usualmente comunicándose con unos diálogos deslavazados. No obstante, subrayo las minúsculas secuencias de acción, la autenticidad del perturbador batallón del lobo y el soterrado discurso político sobre la posibilidad de la reunificación de Corea. Cuando me olvido de esos componentes me doy cuenta de que es un remake aburrido, convencional y excesivamente largo.

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Calificación: 5/10


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