Crítica de 'Contra lo imposible': entretenimiento sobre ruedas

En mi crítica de esta semana hago un análisis breve que incluye la explicación del final de 'Ford v Ferrari', la nueva película de James Mangold.



Nunca me he considerado fanático del automovilismo, aunque reconozco que en algunas ocasiones se me eriza la piel al ver los automóviles de carrera conducidos por unos pilotos temerarios que desconocen la conjugación del verbo frenar, en unas pistas de carrera donde aparentemente está prohibido detenerse fuera de los pit stop. Conozco algunos de los grandes de la historia por lo que me cuentan los documentales y las películas de ficción. La última que vi fue Rush, de Ron Howard, que retrata la mítica rivalidad entre Niki Lauda y James Hunt. Pero las pocas veces que interactúo con ese universo siempre me contagian los carros y los diseños de los mismos. Unos cuantos modelos se quedan en mi mente, como los legendarios coches superdeportivos de la Porsche, Bugatti, BMW, Lamborghini y cualquier cosa que haga la casa Ferrari. Uno en particular me atrae desde que era niño. Se trata del modelo Ford GT40, un modelo fabricado por la compañía Ford que tiene toda una leyenda por detrás. 

Curiosamente el famoso carro forma parte del argumento de la nueva película del director norteamericano James Mangold. Es un drama deportivo con minúsculos semblantes de biografía. Se titula Ford v Ferrari y cuenta la historia, precisamente, de dos empresas prestigiosas del sector automotriz que se disputan por la hegemonía de la rapidez en la influyente carrera de Le Mans, en Francia, con el fin de justificar cuál de los coches que fabrican es el más rápido. Lo muestra a través del vínculo de amistad surgido entre el diseñador de automóviles Carroll Shelby y su timonel británico, Ken Miles, cuando lidian contra el dominio corporativo del ámbito automovilístico. También con un diseño de producción que consigue una autenticidad intachable recreando los años 60, una música atrayente de Marco Beltrami, un sólido montaje que preserva la cohesión narrativa, un ritmo trepidante, un estilo visual que enamora mis ojos en cualquier escena, un rico cóctel de diálogos ingeniosos y actuaciones tremendas del camaleónico Christian Bale, Matt Damon y Tracy Letts. Su puesta en escena me resulta emocionante durante dos horas y media que corren a toda marcha.


Matt Damon como Carroll Shelby y Christian Bale como Ken Miles. Foto de 20th Century Fox.


Basada en hechos reales, la película comienza contando la vida de Carroll Shelby (Matt Damon), un conductor profesional que tiene serias dificultades en la famosa carrera de las 24 de Le Mans. Es de noche, casi se incendia en la parada en boxes y tiene problemas para visualizar la pista. Se funde a negro. Despierta en la sala de un médico que le dice que debe abandonar las carreras por su condición cardíaca. Conduciendo un coche rojo por una carretera despejada, describe con una voz en off lo que piensa. Tiempo después conoce a Ken Miles (Christian Bale), quien al igual que él es un amante de los carros, un mecánico con una habilidad prodigiosa para estudiar el diseño de un vehículo y, también, es su piloto predilecto. Shelby es, asimismo, un desarrollador de automóviles y empresario estadounidense. Y es buscado por el vicepresidente de Ford Motor Company, Lee Iacocca (Jon Bernthal), por órdenes del jefe, Henry Ford II (Tracy Letts), para designarle la tarea de construir el Ford GT40, un nuevo auto de carreras con el potencial necesario para finalmente derrotar al equipo de carreras Ferrari, debido a que la junta de Enzo Ferrari rechazó una jugosa oferta de compra y de domina el terreno de las 24 Horas de Le Mans de 1966 en Francia.


Matt Damon. Imagen cortesía de 20th Century Fox.


Particularmente me agrada mucho las ocurrencias de Shelby y Miles, sobre todo cuando hablan de tuercas, de caballos de fuerza y de mecánica avanzada para evaluar los esquemas técnicos del auto que construyen. Son rivales a tiempo completo, además de tener ideas muy distintas sobre el automovilismo, pero se respetan mutuamente. Uno es carismático, infalible, con una perspicacia aguda que le permite enfrentarse a las decisiones ejecutivas de último minuto de la gente de Ford que intentan sabotear la operación en plena senda cuando prueba el Ford GT40. El otro es un hombre temperamental, cínico y evidentemente egoísta que, como padre de familia en apuros económicos, necesita el trabajo para sustentar a su esposa, Mollie Miles (Caitriona Balfe), y a su pequeño hijo, Peter Miles (Noah Jupe), guiándose siempre de su aparente ingenio para hacer lo correcto. El hilo conductor que los une es el instinto que les permite desafiar los intereses corporativistas, los propios demonios personales y los circuitos endemoniados de Le Mans para romper los pronósticos.


Christian Bale. Foto de 20th Century Fox.


Las interpretaciones del reparto son maravillosas y no puedo sacármelas de encima cuando disfruto de sus conversaciones, de los atributos gestuales, de las miradas y de la destreza física de los personajes que interpretan frente al guía. Incluso me transmiten sensaciones como el miedo, la tensión y la infalibilidad en los primeros planos que capturan el peligro inminente de las altas velocidades en los interiores del coche. Se destaca la de Matt Damon como el magnánimo Caroll Shelby, Tracy Letts como el autoritario Henry Ford II (su figura es imponente cuando dialoga con sus subordinados) y Christian Bale como Ken Miles, quien además de recuperar su acento británico, nuevamente transforma su físico para aportar cierta fidelidad al aspecto descuidado y algo desquiciado de su personaje. En todas las escenas ofrecen momentos dramáticos que ayudan a profundizar lo que piensan del entorno que los rodea. Doy crédito también a los desconocidos dobles de riesgo que maniobran los autos a esa velocidad.


Christian Bale conduciendo el Ford GT40. Imagen de 20th Century Fox.


Quizá lo más estimulante de la puesta en escena es que Mangold mantiene un equilibrio adecuado entre las escenas intimistas y las secuencias de carrera. Sus planos describen acciones y estados de ánimo a través de la textura de la imagen, sutiles raccords, el plano de inserto, plano detalles, el plano general, el uso del color, la banda sonora y los ruidos de los neumáticos. Los autos tienen tanto protagonismo como los protagonistas. Todo está sincronizado como los engranajes de un motor. Y me pasean por escenas muy divertidas, como los monólogos de Henry Ford II reprochando la ineptitud de sus empleados antes de ordenar la división de carreras de la entidad, la primera carrera de Miles en las pistas de la SCCA, la verificación del prototipo del Ford GT40 Mk I en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles en manos de Shelby y Miles, los encontronazos de los directivos impertinentes que deciden que Miles no es el chofer ideal para la carrerilla, la crónica de una muerte anunciada de Miles cuando le fallan los frenos en los ensayos del GT40 Mk II, la sorprendente carrera de las 24 horas de Daytona en la que Miles pisa el acelerador hasta las 7 000 RPM para probar sus aptitudes y la climática secuencia de la carrera de las 24 horas de Le Mans de 1966 en la que Miles lucha contra todo tipo de percance para ganar la competencia y descubrirse a sí mismo.


Christian Bale y Matt Damon. Foto de 20th Century Fox.


La película de Mangold me parece estupenda y muy cautivadora, es un entretenimiento hollywoodense de la vieja escuela. Su narrativa ensambla coreografías de carrera sorprendentes que jamás reducen el ritmo ni la intensidad de su reconstrucción histórica, con personajes fascinantes que se quedan conmigo una vez que los créditos ruedan por las carreteras oscuras de la pantalla. Elabora también un comentario sobre la familia, la ética del compañerismo, la integridad deportiva, el sentido de la competitividad y la manera en la que los individuos combaten el ejercicio de poder de unos empresarios que los colocan al volante solo para proteger los negocios corporativos. Es un film genérico que funciona en todos los niveles. He disfrutado cada segundo de su metraje. 

Streaming en:




Ficha técnica
Título original: Ford v Ferrari
Año: 2019
Duración: 2 hr 32 min
País: Estados Unidos
Director: James Mangold
Guion: Jason Keller, James Mangold, Jez Butterworth, John-Henry Butterworth
Música: Marco Beltrami
Fotografía: Phedon Papamichael
Reparto: Matt Damon, Christian Bale, Jon Bernthal, Caitriona Balfe, Noah Jupe, Josh Lucas, Tracy Letts,
Calificación: 7/10


Tráiler de la película 


0 comments:

Publicar un comentario