Crítica breve de la película El asesino del nudo (2018)

Veo la película 'The Clovehitch Killer', la segunda de Duncan Skiles, pensando en hallar algo novedoso en el desgastado subgénero de asesinos en serie, pero a medida que avanza la trama las dudas que me genera el suspenso comienzan a desvanecerse como las víctimas cuando me invade un aburrimiento producido, en parte, por los clichés que intentan tomarme por tonto. Todo el misterio se vuelve previsible. Relata la vida de Tyler, un muchacho algo tímido y desconfiado, que siente atracción por la joven Kassi, una huérfana que esta obsesionada con un asesino serial que aterrorizó al pueblo y desapareció sin dejar rastro alguno. Le llaman el asesino de Clovehitch, por la manía de atar a las víctimas. Como si estuviesen haciendo de Patrick Kenzie y Angie Gennaro, los dos jóvenes juegan a ser detectives y sospechan que el asesino no se fue y que se trata del padre de Tyler, Don Burnside. Los observo, sintiéndose cómplice de las sospechas, cuando muestran el lado amable del padre en medio de un clima familiar estable, pero al rato todo me parece convencional en su estructura narrativa. La motivación de los personajes está delineada con cierta credibilidad, aunque sus acciones terminan siendo predecibles cuando se confirma la identidad del psicópata, en un tercer acto formulado por el racconto y el punto de vista que muestran las dos caras de la contienda. Los giros y los golpes de efecto del guion son muy débiles. No entiendo por qué no llaman a la policía si saben la verdad de los hechos (se hubieran ahorrado el conflicto y algunos minutos de mi tiempo). En el peor de los casos, todo sucede para retratar los claroscuros morales de la familia norteamericana y las consecuencias psicológicas de la represión de emociones. Y eso es algo que me han contado cientos de veces. Es una película mediocre.

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Calificación: 5/10




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