Crítica breve de la película Un buen día en el vecindario (2019)

'Un buen día en el vecindario' me parece un drama biográfico con buenas intenciones relatando parte de la vida del conductor de televisión, Fred Rogers. Pero es demasiado edulcorado para mi gusto. Basado en el artículo "Can You Say ... Hero?", se ambienta a finales de los años 90, y describe la cotidianidad de Lloyd Vogel, un periodista reputado de la revista Esquire, que tiene problemas familiares con su padre. Un tiempo después, el editor de la revista le propone entrevistar a Fred Rogers con el fin de escribir un artículo. Cuando Lloyd entrevista a Fred en los interiores coloridos del estudio televisivo, comienzan una amistad que se repite como un trompo durante una hora y media con el único propósito de reiterar la bondad del héroe del vecindario de juguetes. Es, a mi juicio, también una excusa para Tom Hanks se luzca con una actuación muy destacada que se roba los gestos, la mirada, el lenguaje corporal y la forma de expresarse de Fred Rogers, añadiendo cierto misterio a un personaje que aparentemente reprime sus emociones debajo de la sonrisa. Cuando él está fuera de campo, me aburro inmediatamente con los dilemas familiares del personaje que interpreta Matthew Rhys, algo que me han contado cientos de veces y que aquí está sobrando cuando se aborda temas como el significado de la amistad, la honestidad, la culpa y la reconciliación. Sí, reconozco, en cambio, la dirección de arte que reconstruye la época de forma auténtica, el color del vestuario que resalta las emociones de los personajes y el sobreencuadre y los planos subjetivos que comunican lo que sucede en el vecindario de las familias heridas. El tono es ligero. Soy alérgico a esa abundancia de sentimentalismo, a los excesivos episodios de ternura y a la falsa felicidad. Es una película poco conmovedora de la directora Marielle Heller.

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Calificación: 6/10



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