'Próxima', el tercer largometraje de la directora francesa Alice Winocour, a mi parecer tiene sus momentos y un planteamiento interesante sobre los sacrificios de la maternidad, pero por alguna razón la narrativa está ejecutada con cierta pereza. No logro conmoverme con la relación entre la madre y su hija antes de la despedida hacia el espacio exterior. La protagonista es Sarah, una madre soltera y astronauta francesa que es entrenada en las instalaciones de la Agencia Espacial Europea. El programa de entrenamiento resulta ser muy exigente, lo que dificulta que ella pueda estar al lado de Stella, su hija de siete años. En un principio me resulta sobrio lo que le sucede a Sarah cuando la invade la ansiedad y la culpa por no poder dedicarle tiempo a la niña y de paso se enfrenta a los comentarios machistas de los astronautas veteranos del programa, ya que ella es la única mujer que se encuentra allí. Pero luego me fatiga la escasez de golpes de efecto de la narración que hace que las acciones de la protagonista se transformen en actos repetitivos, sin ofrecer ninguna posibilidad de escapar de los horizontes melodramáticos. Es decir, la causalidad es mecánica. Como se trata de un retrato casi subjetivo de una mujer desilusionada, lo único que se destaca es la actuación de Eva Green, la cual me parece creíble cuando su registro dramático transmite los estados emocionales de Sarah valiéndose de los gestos y las miradas. La estética de Winocour recurre al uso del color azul, presente en cualquier plano, para encerrar significados relacionados al entendimiento, la dureza y la melancolía que se desarrolla en el vínculo maternofilial, aunque también hay metáforas que hablan sobre la inclusión y el empoderamiento femenino. Lo otro lo recibo con tibieza. Es una película que no termina de despegar hacia esas estrellas que brillan en el cielo.
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Calificación: 6/10
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