Crítica de 'Greyhound': incertidumbre en mares peligrosos

La segunda película de Schneider, 'Greyhound', coloca a Tom Hanks de nuevo como capitán en la batalla del Atlántico en la Segunda Guerra Mundial.



Póster de 'Greyhound'



Hace muchos años que no veía a Tom Hanks haciendo de capitán en la Segunda Guerra Mundial. Si no me equivoco, la primera vez fue con Spielberg en  Rescatando al Soldado Ryan, una de las mejores películas de guerra de la historia del cine. Desde los primeros minutos infernales en la apertura del Día D en las playas de Normandía hasta la travesía de los soldados durante la labor de recuperación, se me hace imposible olvidar a ese soldado que interpreta Hanks agobiado por el pasado, ocultando las manos temblorosas de una terrible enfermedad, sometido a una lluvia de balas de unos nazis que se esconden por doquier, con una sagacidad que se escapa de la pantalla hasta traspasar las líneas de mis vísceras. Su actuación le valió una nominación al Oscar como mejor actor, pero no ganó. Él encaja perfectamente en ese tipo de papeles sin manchar su reputada versatilidad, aunque supongo que no se le había presentado la oportunidad para interpretar algún otro personaje enfrascado en la conflagración más sangrienta del siglo XX.

Al parecer, Hanks es el guionista y el protagonista absoluto de Greyhound, una película bélica de suspenso con la que finalmente regresa como capitán a un episodio de la Segunda Guerra Mundial. Es la segunda película como director de Aaron Schneider luego de El funeral: una fábula verdadera. Está basada en la novela histórica The Good Shepherd, escrita por C.S. Forester. Originalmente Sony Pictures la tenía pautada para estrenarse en las salas de cine en el mes de marzo, pero debido a la pandemia del COVID-19 se retrasó varias veces y los derechos de distribución fueron adquiridos por la plataforma de streaming de Apple TV+, donde se estrenó recientemente. Y creo que la espera ha valido la pena. Me parece una película de guerra trepidante, compuesta con una tensión a contrarreloj que acelera mi corazón a la velocidad de un torpedo durante hora y media, en los que paso un rato bastante agradable viendo a Hanks ejerciendo la autoridad en las entrañas de un barco y enfrentándose a un peligro inminente que se esconde en las profundidades del mar como si se tratara de una ballena metálica. 

Tom Hanks como Ernest Krause.
Tom Hanks como Ernest Krause. Foto cortesía de Apple TV+.

La película se ambienta en la batalla del Atlántico en pleno apogeo de la Segunda Guerra Mundial. El protagonista es Ernest Krause (Tom Hanks), es un comandante de la marina de los Estados Unidos que tiene la tarea de comandar por primera vez el destructor de clase Fletcher USS Keeling, un barco de guerra cuyo nombre clave es Greyhound. A pesar de su vasta experiencia en el ejército, nunca antes había participado en una operación de semejante escala. En los interiores de la nave, discute el plan que se pone en marcha con el teniente comandante Charlie Cole (Stephen Graham), su oficial ejecutivo y hombre de confianza. La misión del Greyhound consiste en unirse al convoy HX-25, una flotilla que consta de 37 barcos y se dirige hacia Liverpool a través del océano Atlántico del Norte. 

Junto otros destructores con nombres código como Dickie, Harry y Viktor, el Greyhound debe escoltar el convoy hasta la zona segura que tiene cobertura aérea. La odisea dura una semana. Pero la encomienda se complica cuando atraviesan el ‘Pozo Negro’, una brecha en el océano donde están fuera del alcance de la asistencia aérea que los protege y son más vulnerables a ser atacados por los submarinos alemanes U-Boat. Al percatarse de las transmisiones alemanas por el hallazgo de dirección de alta frecuencia del buque insignia del convoy, Krause prepara a la joven tripulación del Greyhound para interceptar, combatir y evadir los ataques de un submarino nazi que en la superficie se mueve tan rápido como un tiburón mecánico. 

El Greyhound
Greyhound. Foto cortesía de Apple TV+.

Las secuencias de acción me mantienen pegado del asiento mientras veo conflictos náuticos espectaculares, como en los que Krause y los tripulantes del Greyhound confrontan dentro de su rango de tiro al U-boat sumergido y lo destruyen con un patrón completo de cargas de profundidad. Lidian también con problemas constantes del radar defectuoso que imposibilita el reconocimiento del enemigo, la intensa jornada de unos oficiales fatigados, el rescate de un barco que se hunde, la difícil maniobra de evasión del Greyhound en forma de zigzag frente a los torpedos disparados por el enemigo, las amenazas por transmisión de radio de un villano que amenaza con hundirlos, la contraofensiva de los lobos submarinos que atacan ferozmente a merced de la noche torpedeando y hundiendo a todos los barcos que se hallan en el trayecto, la confrontación en la que Greyhound derriba el sumergible principal con la ayuda de las bombas del avión PBY Catalina, desplegado por el comando costero británico de la RAF. La sensación constante de riesgo siempre va in crescendo hasta el intenso y climático desenlace.

Karl Glusman como Eppstein
Karl Glusman como Eppstein. Fotograma de Apple TV+.

Schneider estructura el relato de Krause como si estuviera pasando las páginas de un diario, en una especie de conteo regresivo que distribuye el aparato de acción durante siete días, sin perder el ritmo ni la cohesión de la narración en los meandros innecesarios del género bélico. Se mantiene atado a las convenciones genéricas, pero consiguiendo que las circunstancias de cada capítulo tengan una linealidad tan indescifrable como un códice. A veces disminuye el discurso patriotero sumergiendo el rostro del antagonista. Y logra que la subjetividad del protagonista sustente la escasa presencia de los secundarios, pues todo sucede desde el punto de vista Krause y, por lo tanto, el espectador asume lo que él experimenta. A pesar de que Krause y los miembros del Greyhound se enfrentan a batiscafos hostiles desde la cabina de un navío, siempre pasa algo distinto que impide que la crónica se hunda en el mar de la predictibilidad.

Stephen Graham y Tom Hanks
Stephen Graham y Tom Hanks. Imagen de Apple TV+.

Schneider también despliega una estética elegante que le añade cierta autenticidad a la puesta en escena, capturando las secuencias de combate mayormente con el gran plano general, el campo-contracampo, el plano subjetivo (Krause observando con los binoculares), el sonido diegético fuera de campo (los mensajes del lobo, los sonares, etc.), el contrapicado y las locaciones mínimas. Emplea la analepsis brevemente en la escena que Krause piensa en su amante. Casi toda su película transcurre en los interiores de la sala de mando y en los exteriores de la proa del barco, encuadrada con el plano medio y el primer plano para intensificar las rutinas de unos marinos que hablan constantemente usando términos militares. El montaje es tan veloz como la bala de un cañón. Y utiliza el color y los ruidos agobiantes para magnificar el estado de presión al que se exponen los personajes que tienen que repetir lo que escuchan. Son elementos que amplían los detalles de la narrativa y me hacen sentir tan confinado como ellos.


Tom Hanks como Ernest Krause
Tom Hanks como Ernest Krause. Fotograma de Apple TV+.


Por otro lado, la interpretación de Hanks sale a flote al retratar a ese capitán tenaz con los nervios de acero que toma decisiones en momentos arriesgados. Me resulta muy creíble cuando maneja el timón de sus emociones para transmitir cosas con los gestos, la voz autoritaria y la mirada serena. No proyecta a Krause como el héroe idealista al que todo le sale bien para satisfacer el patriotismo, sino más bien al de un líder ordinario, devoto de la fe, colmado de dudas, que recurre a la intuición y a la ética para enfrentarse a la incertidumbre provocada por los horrores de la guerra. Explora el microcosmos subjetivo de un individuo que en ocasiones reprime lo que siente por estar sujeto al llamado del deber, lamentándose por la pérdida de su amada, encubriendo el enorme cansancio desatado por dar órdenes durante tantos días corridos, comunicando palpablemente la preocupación originada por las resoluciones que dictamina en los instantes más críticos de la beligerancia. No creo que sea una de sus actuaciones más sutiles, pero no hay una escena en la que no sea convincente. 

La película, que supone el regreso de Schneider a la silla de director tras una ausencia de 11 años, funciona estupendamente cuando aplica los mecanismos tradicionales del género bélico para contar una historia humana sobre las estrategias, las consecuencias de la fatiga causada por la vigilancia excesiva y el poder colectivo de la comunicación en los tiempos de guerra. Inyecta sorpresas con los diálogos, la claustrofóbica locación y las secuencias de acción que se ejecutan con sólidos efectos visuales. Es notable asimismo por una banda sonora estridente de Blake Neely que amplifica la intensidad de las escenas. Creo que es una de las cintas navales más entretenidas que he visto en los últimos años. 

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Ficha técnica
Título original: Greyhound
Año: 2020
Duración: 1 hr 31 min
País: Estados Unidos
Director: Aaron Schneider
Guion: Tom Hanks
Música: Blake Neely
Fotografía: Shelly Johnson
Montaje:  Mark Czyzewski, Sidney Wolinsky
Reparto: Tom Hanks, Elisabeth Shue, Stephen Graham, Rob Morgan, Manuel García-Rulfo,
Calificación: 7/10

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