Crítica breve de '7500' (2019)

7500

7500 es un thriller que me provoca cierta tensión cuando inicia su despegue, pero en medio del vuelo la narrativa pierde el control hasta quedarse como un fuselaje tan vacío que ni el rol de Joseph Gordon-Levitt puede rescatarlo. La película, estrenada en la plataforma de Amazon Prime, marca el debut como director de Patrick Vollrath, quien también escribe el guion. Trata la historia de Tobías, el joven copiloto de un avión comercial que debe lidiar con unos terroristas islámicos que secuestran el avión y tienen la intención de estrellarlo. Pero la cosa se pone peor para Tobías cuando permanece encerrado en la cabina sellada y se queda como el único negociador en medio de la disputa con unos terroristas que amenazan con matar a los pasajeros si no abre la puerta. La premisa ya la he visto muchísimas veces, pero se distingue del resto de las cintas de aviones secuestrados porque está ejecutada con cierta efectividad por Vollrath, encuadrando el peligro en una sola locación, empleando mecanismos como el reencuadre, el primer plano, el plano medio corto, la subjetividad, el sonido fuera de campo y los espacios cerrados para transmitir la claustrofobia y la presión a la que se enfrenta ese copiloto que lucha por sobrevivir en los interiores de la cabina. Me parece muy convincente la actuación de Gordon-Levitt cuando se toma una hora y media para comunicar el pánico y los nervios de acero del protagonista, al igual que la secundaria de Omid Memar como el terrorista moralmente confundido. El problema fundamental, supongo, radica en la manera en que la narrativa se despliega a lo largo del metraje, tocando el cielo con algunos detonantes blandos y unos golpes de efecto que le restan sorpresa al asunto hasta dejarlo caer en el terreno de lo previsible. Cuando aterriza ya no hay tiempo para reparar el daño. Al menos se deja ver.


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Calificación: 6/10



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