El remake de Disney del clásico animado de 'Mulán' de 1998 es un ejercicio vacío de la directora Niki Caro que captura la esencia de la leyenda, pero se halla remotamente lejos de ser entretenido.
Se cree que la leyenda de Mulán surgió alrededor del siglo VI en China durante la dinastía Wei del Norte. Según la tradición, una mujer llamada Hua Mulán se disfraza de hombre para ocupar el lugar de su anciano padre en las filas del ejército que va a la guerra. Se desconoce si la heroína folclórica existió, pero su historia milenaria ha gozado de múltiples adaptaciones en diversos medios. En el cine, las primeras versiones producidas de la leyenda son las películas mudas Hua Mulán se une al ejército (1927), de Li Pingqian, y Mulán se une al ejército (1928), dirigida por Hou Yao y protagonizada por la popular actriz Li Dandan. Tristemente se perdieron. La más temprana en llegar hasta nuestros días es la sonora de 1939 de Bu Wancang. Otra versión, Señora General Hua Mulán, se estrenó en 1964 en forma de ópera musical a color en los cines de Hong Kong; modelo que se repetiría más tarde en La saga de Mulan, otra película basada en la ópera china estrenada en 1994. Yo, al igual que muchos cinéfilos de occidente, descubrí la balada de la icónica mujer con el estreno de Mulán, la cinta animada de Disney de 1998 que, por así decirlo, no me conmovió más allá de la rica animación.
La moda de Disney por realizar remakes live-action de esos clásicos animados de su renacimiento de los años 90 me ha hecho ver Mulán, el remake de imagen real estrenado recientemente en la plataforma de streaming de Disney+ que actualiza el mito de la célebre damisela china mezclando la acción habitual con la épica de artes marciales del estilo wuxia. La dirige la directora neozelandesa Niki Caro (Jinete de Ballenas). Estaba pautada para estrenarse en marzo, pero por causa de la pandemia se retrasó en varias ocasiones. Y tengo entendido que producirla tuvo un costo cercano a los 200 millones de dólares, algo que a mi parecer es insólito porque, a decir verdad, es un desperdicio rotundo. A pesar del ambicioso estilo visual, es un remake live-action tan plano como la superficie de una espada de madera, que se ve lastrado de inmediato por una narrativa aburrida y previsible que afecta rápidamente la parábola sobre identidad, igualdad de género y empoderamiento femenino. Ni siquiera me veo remotamente sorprendido por las secuencias de acción o por la travesía hacia la madurez de la guerrera china del traje rojo.
Justo como en el relato original, la película se centra en la efigie de Hua Mulán, una niña inquieta y con espíritu aventurero que constantemente se mete en problemas y en situaciones que la colocan ante un peligro seguro. Sus habilidades prodigiosas para las artes marciales le permiten escapar de los riesgos con los que se topa en el pequeño barrio en el que vive con sus padres. Tiempo después, cuando Mulán (Liu Yifei) se vuelve una joven adulta, su naturaleza despreocupada y la confianza que tiene en sí misma hace que sea reprochada por sus padres ortodoxos, Hua Zhou (Tzi Ma) y Hua Li (Rosalind Chao), quienes esperan que pueda encontrar un marido para seguir el camino tradicional del matrimonio y que honre a la familia convirtiéndose en una esposa devota.
Un día, la vida de Mulán da un giro cuando unos militares llegan a la aldea por un decreto del Emperador (Jet Li) para reclutar hombres para su milicia debido a la amenaza de Bori Khan (Jason Scott Lee), un siniestro guerrero que se vale de los poderes sobrenaturales de la bruja Xian Lang (Gong Li) y de una tropa de guerreros Rouran para intentar derrocar al Emperador como represalia para vengar la muerte de su padre. Como su padre Zhou no tiene un hijo mayor que lo represente, es obligado a ofrecerse como voluntario. Al enterarse de que su envejecido padre no sobrevivirá a la guerra, Mulán secretamente recoge su armadura, la espada y huye montada en su caballo con el fin de unirse al ejército, ocupando así el puesto de este. En el recinto de entrenamiento del comandante Tung (Donnie Yen) todos desconocen que ella es una mujer, pero gracias a sus destrezas de combate pronto se gana el reconocimiento del exigente comandante y de varios colegas, incluyendo Chen Honghui (Yoson An), quien se convierte en su confidente e interés romántico.
Cuando me olvido por un segundo de los bellos paisajes y de la autenticidad del período, me doy cuenta de que en la trama prevalece una carencia de sustancia enorme que remueve cualquier posibilidad de tener un golpe de efecto que sea sorpresivo, convirtiendo el viaje de la elegida con superpoderes en un trayecto de predictibilidad en el que abundan los personajes secundarios acartonados y unas secuencias de acción tan básicas como rutinarias en la que todo sucede por inercia. Los obstáculos a los que se expone la protagonista son demasiado blandos.
Esto es visible en la segunda mitad, cuando en plena cruzada Mulán persigue a las tropas de Bori Khan montando a caballo porque, primero, desea rescatar a los pobres amigos indefensos que son emboscados y, segundo, porque se encuentra con Xian Lang, quien sabe que Mulán oculta su género y, en el instante en que intenta matarla en una pelea blandengue, Mulán se salva por la resistente armadura de cuero que usa para ocultar su figura femenina. Al ver eso permanezco perplejo ante tanta ingenuidad, sobre todo cuando la dubitativa Mulán deja de esconder su género y regresa al campo de batalla para derrotar a todos a base de flechazos y provocar una avalancha que consigue frenar el avance de unos enemigos que creen que ella es una bruja, porque, aparentemente, en su escuadrón no hay soldados capaces ni inteligentes que puedan desarrollar una estrategia. Aunque eso, supongo, tiene una connotación textual.
Caro, como en muchas de sus otras películas, refleja un comentario sobre la inclusión, la equidad de género y la autonomía de la mujer de las garras del dominio heteropatriarcal que no respeta sus rasgos identitarios. Muestra una sociedad inclusiva en la que la mujer abandona radicalmente las ataduras tradicionalistas de la sociedad que la mantienen encerrada en la cárcel de las dudas y de la culpa reprimida, con el objetivo de ser lo que quiere ser. Su verdadera lucha es en contra de las etiquetas sociales que se lo impiden. Lo refleja a través de las acciones de Mulán cuando esta se introduce como una joven fuerte, decidida e independiente que no necesita de la aprobación ni del conformismo masculino para hacer las tareas, pero que lo sacrifica todo por el bienestar su familia. Ella desea ser una guerrera, ni más ni menos. Presenta a Mulán como una muchacha que en un principio no encaja en la sociedad conservadora por su condición singular, pero que luego descubre el significado de la autoaceptación a medida que confronta la autoridad y los prejuicios de los sujetos que piensan que las mujeres no están capacitadas para resolver el conflicto. A veces, coloca un ave fénix que observa a Mulán desde lejos, simbolizando la esperanza de reinventarse. Como ella es especial y su inteligencia está muy por encima del resto, esconde su superioridad con una humildad disimulada. Y termina sellando la metáfora en una climática escena en la que Mulán se enfrenta al antagonista de plástico usando su espada y su pericia encima de una balanza muy simbólica que refleja la contienda de los sexos, en la que finalmente asume su identidad como mujer y se transforma en la nueva líder, valorada tanto por hombres como mujeres. Ella subraya que el gran poder de Mulán reside, en efecto, en ser una mujer.
Desafortunadamente, la película de Caro no funciona ni siquiera por occidentalizar el discurso de una antigua leyenda china. Es un remake live action que me produce una fatiga descomunal al sentarme a ver a la joven poderosa y heroica salvando a los individuos tontos con su chi, en unas secuencias de acción infantiles que parecen copias recicladas de la épica wuxia de antaño, ejecutadas con unos efectos visuales corrientes que le restan potencia a los enfrentamientos físicos y que no le hacen justicia al notorio subgénero del cine chino de artes marciales. Aunque el rol de Liu Yifei como Mulán es correcto y algo dúctil, me parece casi un pecado que se desaproveche un reparto de lujo encabezado por Jet Li, Donnie Yen y Gong Li, además de ponerlos a todos a hablar inglés en una región asiática. Es otro clásico cuento de Disney arruinado por la insistencia absurda de tomar la vía fácil del remake. El resultado es efectista, pobre, sin nada de gracia. Se nota claramente que es una película hecha de forma apresurada, sin ganas. Ya me duele la cabeza al enterarme de que tendrá una secuela.
Ficha técnica
Título original: Mulan
Año: 2020
Duración: 1 hr 55 min
País: Estados Unidos
Director: Niki Caro
Guion: Rick Jaffa, Amanda Silver, Lauren Hynek, Elizabeth Martin
Música: Harry Gregson-Williams
Fotografía: Mandy Walker
Reparto: Liu Yifei, Donnie Yen, Gong Li, Jet Li, Jason Scott Lee, Rosalind Chao,
Calificación: 4/10
Título original: Mulan
Año: 2020
Duración: 1 hr 55 min
País: Estados Unidos
Director: Niki Caro
Guion: Rick Jaffa, Amanda Silver, Lauren Hynek, Elizabeth Martin
Música: Harry Gregson-Williams
Fotografía: Mandy Walker
Reparto: Liu Yifei, Donnie Yen, Gong Li, Jet Li, Jason Scott Lee, Rosalind Chao,
Calificación: 4/10
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