Crítica breve de 'Esperando a los bárbaros' (2019)

Waiting for the Barbarians

Desconozco a fondo lo que estaba pensando el director colombiano Ciro Guerra para realizar una película fuera de su país natal como Waiting for the Barbarians, pero imagino que era muy tentadora la oferta del encargo, además de tener el privilegio de dirigir estrellas como Johnny Depp, Mark Rylance y Robert Pattinson. Quiero pensar que mi especulación está en lo cierto, porque a decir verdad la veo como una propuesta tan innecesaria como desastrosa. Siendo su primera película anglosajona, me produce una incuria que me lleva hasta los límites de la apatía cuando Guerra repite inutilmente los temas habituales de su catálogo como la opresión, la injusticia y los efectos barbáricos del colonialismo. Ni siquiera la pluma de J. M. Coetzee, quien escribe el guion de su aclamada novela 'Esperando a los bárbaros', puede rescatar una narrativa que se hunde como un camello en arenas movedizas. Cuenta la historia de El Magistrado, un soldado que administra un puesto de avanzada en las fronteras de un Imperio sin nombre, cuya regencia transcurre con cierta tranquilidad hasta el día de verano en que llega el coronel Joll, el siniestro militar de las gafas de sol que intenta poner el orden en la fortaleza a base de la fuerza totalitaria y de una brutalidad que se oculta fuera de campo, torturando a los prisioneros de guerra nómadas para obtener información sobre el enemigo y acusando al encargado de negligencia. Al principio me causa una buena impresión el choque entre el coronel que busca aplastar a los nativos y el intendente con alma de libertador que cae en desgracia, pero luego percibo una redundancia que hace que me aburra. Sus acciones solo se construyen para trazar una parábola trillada sobre las consecuencias deshumanizantes del imperialismo y el poder que aplasta la moral de los pueblos aborígenes, simbolizado con los perversos soldados imperiales que, según Guerra, son los verdaderos bárbaros. Los momentos revelatorios escasean como agua en el desierto. Y me parece un poco plana la actuación de Rylance como el hombre justo condenado por alta traición; prefiero la secundaria de Depp como el coronel del mal. Al final, nada me resulta ni remotamente conmovedor. Es una película que, a mi parecer, da demasiadas vueltas alrededor de un conjunto de necedades maniqueístas.


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Calificación: 4/10


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