Me siento durante más de una hora y media con cierto entusiasmo a ver 'Before the Frost', la película del director danés Michael Noer, pero de alguna manera me quedo en un estado de indiferencia observando su crónica campesina, porque, a decir verdad, no sucede nada que sea relevante como para que pueda decir que he visto algo sustancioso, aunque de su estética se desprenden minúsculamente algunos elementos visuales que son cautivantes para mis ojos. Como drama, evoca cierto realismo desarrollando su retrato sobre la condición de los campesinos en una zona rural, con una sólida actuación de Jesper Christensen, pero eso no impide que la narrativa se debilite como el heno quemado en la segunda mitad. La trama describe la figura de Jens, un viejo campesino que sobrevive en una pequeña granja junto a su hija Signe y unos chiquillos, quienes lo ayudan a realizar las duras tareas cotidianas que les permiten ganarse la vida en el terreno inhóspito que habitan, donde a veces suelen luchar en contra del desprecio y los prejuicios de los pueblerinos. Yo observo la figura de Jens y la asocio de inmediato a la de un hombre que, por su precaria situación social y económica, se ve obligado a abandonar eso que llaman moralidad para mejorar sustancialmente su calidad de vida; visible quizás en las escenas en que comercia sus vacas, vende su finca y obliga a su hija a que case con Gustav, el empresario adinerado que, como buen samaritano, acepta la oferta. Es un cuento sobre la moral de unos campesinos que son prisioneros de una codicia que solo les trae infelicidad a cambio de fortuna. Y me parece preciosa la forma en que Noer emplea la cámara en mano, el primer plano, los claroscuros en los interiores y las bucólicas panorámicas que parecen sacadas de los lienzos del realismo social de Brendekilde para encuadrar la desdicha y la cotidianidad de esa gente del campo. El problema fundamental radica, a mi juicio, en el escaso desarrollo y en la falta de brío expresivo en las acciones de algunos de los personajes. No pasa nada sorpresivo. Solo me resulta creíble el rol de Christensen cuando transmite los dilemas de ese labrador cansado, así como el de Clara Rosager como la hija indignada. Lo otro lo olvido fácil. Es una cinta regular, tibia y un poco convencional sobre las miserias rurales.
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Calificación: 6/10
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