Los aeronautas, de Tom Harper, es una película que consigue captar mi atención con su cuento biográfico sobre James Glaisher, pero desafortunadamente ni siquiera la química entre Eddie Redmayne y Felicity Jones puede impedir que el viaje por los cielos se vuelva convencional. Me da la impresión de que esta clase de biopics me lo han contado muchas veces, pero con la única diferencia de que ahora el asunto trata sobre globos aerostáticos. Cuenta un relato ficcionalizado de James Glaisher, un científico joven que en el año 1862 se propone, acompañado de la piloto Amelia, ascender por las nubes en un globo aerostático para romper récords de altura y llegar más alto que ningún ser humano, pero sobre todo para estudiar las capas de la atmósfera y demostrar que el clima se puede predecir. A mí en un principio me cautiva la manera en que la trama presenta a ese científico obsesionado con la altitud y a la asistente intrépida mientras se elevan por las nubes hasta alcanzar el techo del cielo. Harper emplea un estilo visual con panorámicas preciosísimas generadas por ordenador y unos planos imposibles que señalan el grado de peligro de esos aventureros que deben sobrevivir a endemoniadas corrientes de aire y temperaturas heladas que amenazan en todo momento con destruir el globo de los sueños. También recurre en varias ocasiones a las escenas retrospectivas para retratar, por una parte, el alma de descubridor del protagonista y, por la otra, el terrible pasado de una mujer que no supera las heridas emocionales del duelo. Sin embargo, por alguna extraña razón no me veo sorprendido por las vertiginosas secuencias aéreas y pronto presiento que la narrativa va perdiendo fuerza como un globo desinflado, con unas acciones mecánicas que debilitan lentamente la exposición de los personajes que luchan por su propia supervivencia. Los diálogos apenas funcionan. La banda sonora de Steven Price no logra magnificar la tensión. Por lo menos, la química que desarrollan Redmayne y Jones me permite quedarme hasta el final del descenso. Ambos están muy creíbles transmitiendo el entusiasmo y la desesperación de sobrevolar por los campos nubosos. Harper los utiliza para elaborar algunos comentarios subterráneos sobre la equidad de género, la perseverancia y el valor del descubrimiento. Cuanto mucho lo que observo es decente, aceptable, pero nunca termina de ser una experiencia completamente satisfactoria.
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Calificación: 6/10
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