Crítica breve de 'Loco fin de semana' (2000)

Wonder Boys
Pocas películas de Curtis Hanson me han aburrido tanto como Loco fin de semana, mejor conocida como Wonder Boys. Me parece una comedia dramática tonta, anodina y terriblemente absurda, repleta de personajes tan planos como una hoja en blanco recién impresa que no me causan ningún tipo de gracia y que me dejan de importar pasada la media hora. El guión lo escribe Steve Kloves y trata la historia de Grady Tripp, un profesor de literatura de la Universidad de Carnegie Mellon que atraviesa una crisis creativa que le impide concluir su nueva novela, además de ser abandonado por su esposa y de aguantar las presiones de su amigo y agente literario, Terry Crabtree, para que termine de publicar su obra. En su tiempo libre conduce su auto por las frígidas calles mientas fuma mariguana para calmar su desesperación interna y su narración en voice over me permite conocer lo que piensa de sus amistades, de sus estudiantes y de la escritura en general. Y, aunque en un principio la trama lo coloca en situaciones insólitas, poco a poco me canso de verlo haciendo de figura paternal del raro estudiante prodigio que tiene un don para la escritura y las mentiras, teniendo un romance con la rectora de la universidad, intentando completar un manuscrito de más de 2500 páginas, manteniendo a un perro muerto en el maletero de su automóvil, y una serie de acciones baladíes que solo me hacen bostezar o mirar mi reloj compulsivamente, además de lo previsible que me resulta saber que todo lo que hace es parte del libro que escribe en su mente. La actuación de Michael Douglas apenas me resulta funcional como ese escritor bloqueado que absorbe lo que sucede a su alrededor para construir su mundo interior de palabras. Lo acompaña un rol secundario decente y acertado de Tobey Maguire como el enigmático genio deshonesto y de rostro inexpresivo que anhela escapar de un núcleo familiar disfuncional. No puedo decir lo mismo de los otros secundarios que interpretan Robert Downey Jr., Katie Holmes y Frances McDormand, los cuales solo parecen estar de relleno para que el argumento llegue a alguna parte. Cada escena en la que ellos cometen sus actos caprichosos se repiten innecesariamente y lastran el ritmo. Tampoco creo que funcione el comentario sobre la manera en que los autores escapan de la crisis creativa para autodescubrirse. Es una comedia del montón.

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Calificación: 5/10

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