No me cabe la menor duda de que
Mogambo es una de las películas románticas más flojas que he visto de John Ford. Encuentro que tiene muy pocas escenas que me alegren el día, a pesar de la puesta en escena exótica y del triángulo amoroso conformado por Clark Gable, Ava Gardner y Grace Kelly. Se trata de un remake de
Tierra de pasión, ese estupendo melodrama pre-code de Fleming protagonizado por Gable junto a Jean Harlow y Mary Astor. La premisa es prácticamente la misma. Solo cambian las descripciones y la ambientación, además de estar filmada en Technicolor. Relata la historia de Victor Marswell, un cazador profesional que en África se dedica al negocio de cazar animales salvajes para venderlos a los zoológicos de todas partes. La trama de ese aventurero da un giro cuando su corazón se divide entre Eloise Kelly, una atractiva morena con un pasado trágico, y Linda Nordley, la rubia reservada que está casada con un científico. Su triángulo amoroso me aburre al paso de una hora, en unas secuencias redundantes y algo superficiales en la que abundan los diálogos con doble sentido, las discusiones de pareja innecesarias, los safaris artificiosos y los encuentros apasionados entre el cazador y sus presas. Solo destaco esa pragmática que configura los significados de los coloquios a través de los animales para enunciar los sentimientos intrínsecos de los amantes, así como el uso del gran plano general para encuadrar el exotismo de las praderas africanas a plena luz del día. La química entre Gable y Kelly, quienes sostenían un romance durante el rodaje, luce natural cuando se miran y se besan. Sin embargo, la interpretación de Gable como el hombre cínico y fuerte me parece algo desgastada y carece de la intensidad que había mostrado en otros roles similares. Me resulta más convincente el rol de Kelly como la esposa indecisa, y, sobre todo, el de Gardner como la mujer alegre e impertinente que desea encender de nuevo la mecha del amor, vestida a veces con ese vestuario de color verde que simboliza sus celos y su inmadurez. Ford no se preocupa para nada en inyectarle algo de vigor a la trama de amor de esos personajes, dejando el cuento de adulterio en una especie de inercia narrativa en la que todo funciona a desganas, de forma mecánica, durante dos horas que avanzan al ritmo de una canoa por un río seco.
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Calificación: 5/10
Mogambo, sin saberlo al momento de ser creada y sin siquiera sospecharlo, caló tan hondo en la cultura argentina que, 70 años más tarde aún perdure en el imaginario popular bajo el término "gorila" para diferenciar a cierto sector político.
ResponderBorrarEs interesante saberlo.
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