Me siento durante casi tres horas a ver
New York, New York y no hay una sola escena que no me parezca entretenida. Su clasicismo me enamora. Como melodrama tiene una puesta en escena estilizada que, no solo le sirve a Scorsese para montar un bonito homenaje a la ciudad que nunca duerme y a los musicales clásicos de Hollywood, sino también para ilustrar un cuento trágico de amor, pasión, éxito y jazz, con dos actuaciones estupendas de Robert De Niro y Liza Minnelli que en varias ocasiones me sacan más de una sonrisa. La historia sigue a Jimmy Doyle, un saxofonista de jazz y veterano de guerra que inicia una relación amorosa con la cantante Francine Evans. La trama desarrolla el romance de la pareja a lo largo de varios años, mientras andan de gira musical por el país para alcanzar la gloria y viven momentos de desequilibrio emocional que se manifiestan seguidamente por la personalidad volátil e impulsiva de Jimmy. Lo que más me cautiva, supongo, es la facilidad con la que De Niro transforma la psicología de Jimmy para exteriorizar su ímpetu, su mitomanía y el egoísmo que le roba la sensibilidad, además de la destreza que muestra para tocar el saxofón, en una actuación creíble que de alguna manera lo vuelve impredecible con los diálogos improvisados y la expresividad exagerada. En la contraparte, Minnelli me emociona cuando interpreta a esa cantante tímida que sacrifica su carrera por el saxofonista de comportamiento impulsivo, sacándole provecho a sus habilidades para el baile y el canto, alcanzando su punto fuerte en la secuencia de "Happy Endings". El ejercicio de estilo de Scorsese, consciente en todo momento de la artificiosidad con los decorados, encuadra a los personajes empleando una serie de mecanismos formales que ayudan a magnificar su psicología interna, como el uso constante del encuadre móvil, el típico color rojo que anuncia el peligro y la frustración, el verde esperanzador y, sobre todo, la música diegética que sale de los músicos de jazz para describir sentimientos intrínsecos como la culpa, el júbilo y el dolor. Las líricas de las canciones también describen ciertas sensaciones, pero de todas particularmente me atrapa la melodiosa e icónica "New York, New York". En su estreno fue uno de los fracasos comerciales de Scorsese luego de su obra maestra,
Taxi Driver, lo que hizo que cayera en la depresión y en las drogas. De su catálogo, digamos, es una de las películas menores e injustamente olvidadas, pero no por ello deja de parecerme algo más que estimable. Posee un ritmo estupendo que avanza como el soplo de un trompetista en un cabaret de Harlem.
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Ficha técnicaTítulo original: New York, New YorkAño: 1977
Duración: 2 hr 41 min
País: Estados Unidos
Director: Martin Scorsese
Guion: Earl Mac Rauch, Mardik Martin.
Música: Ralph Burns
Fotografía: László Kovács
Reparto: Robert De Niro, Liza Minnelli, Lionel Stander,
Calificación: 7/10
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