Crítica de 'Noticias del gran mundo': paternidad en el viejo oeste

Greengrass coloca nuevamente a Hanks como un experimentado capitán, pero trasladándolo al viejo oeste en un western algo insustancial sobre las injusticias de una nación.


Noticias del mundo


De los últimos años, puedo contar con los dedos las películas del viejo oeste que me han cautivado y apenas alcanzo la décima. Solo del pasado decenio, algunos como El atajo de Meek, Temple de acero, Django sin cadenas, Los odiosos ocho, Hostiles y Los hermanos Sisters han logrado impactarme hasta el punto en que los considero como renovadores de un género cinematográfico que prácticamente se agota como un pozo sin agua en medio del desierto. Otros, en cambio, me producen una abulia descomunal, como Deuda de honor, Bone Tomahawk, La balada de Buster Scruggs, La verdadera historia de la banda de Kelly y Sin piedad. Es un género que posee una mística que de alguna manera me fascina, pero la decadencia en la que se encuentra actualmente me hace regresar a los clásicos protagonizados por Wayne, Fonda, Cooper, Stewart, Lancaster, McCrea, Douglas, Van Cleef y Eastwood, esos grandes pistoleros del cine que me ayudan a aliviar los síntomas que se manifiestan por algunos de los westerns que se realizan actualmente. A Hollywood ya no le sale rentable producirlos y al público aparentemente le interesa muy poco. Las estadísticas no mienten. A mi lista negra recientemente se suma también Noticias del mundo, un western que dirige Paul Greengrass con Tom Hanks de protagonista.

La película de Greengrass, basada en la novela homónima de Paulette Jiles, coloca nuevamente a Hanks como un experimentado capitán, pero trasladándolo al viejo oeste texano para presentar un western dramático que, a mi parecer, es tibio y algo irregular cuando presenta el viaje de un personaje que sigue al pie de la letra el estereotipo del vaquero íntegro y honrado. Es el primer western de Greengrass, así como el primero que protagoniza Hanks en su carrera. Se nota claramente la intención del director de homenajear y de evocar en ella ciertas imágenes de esa joya de Ford titulada Centauros del desierto. Greengrass lo confirmó en una entrevista cuando dijo: “cuando haces un wéstern, John Ford es el gigante que te vigila”. Curiosamente en la misma entrevista afirmaba una cosa que he pensado en muchas ocasiones: “Tom Hanks es el James Stewart de nuestro tiempo”. Y puede que lo sea, aunque no sé si tiene la valentía para matar a Liberty Valance. Pero me temo que a diferencia de la obra de Ford no tiene variaciones ni grandes sorpresas. Funciona de una manera esquemática para describir las injusticias de una nación a través de un vaquero que lleva impreso el sello de la generosidad.


Tom Hanks como el capitán Kidd. Fotograma de Universal Pictures.

El protagonista de su argumento es el capitán Jefferson Kyle Kidd (Tom Hanks), un veterano de la guerra civil estadounidense que ahora se gana la vida viajando de pueblo en pueblo para difundir las noticias más relevantes del país a cambio de diez centavos por persona. Kidd las lee en voz alta ante una multitud que disfruta escucharlo leyendo las páginas de los mayores periódicos locales en la Texas de 1870. Algunas veces dice la verdad pura, pero otras veces se las inventa para tratar alegrar la vida de los lugareños disléxicos con una moraleja que les ayude a olvidar la miseria y la desigualdad en la que se encuentran. Un detonante llega a su existencia el día en que anda en su carreta hacia un pueblo para leer las noticias y se topa con una diligencia volcada en un camino, donde observa el cuerpo colgado de un soldado negro y una niña rubia de ojos azules a la que llama Johanna (Helena Zengel). La niña de ascendencia alemana, que fue secuestrada por los indios kiowa y solo habla su idioma (posiblemente rescatada por el afroamericano), le da problemas a Kidd por su comportamiento salvaje, pero poco a poco aprende a mejorar su conducta. Como si estuviera motivado por el deber, luego de la sugerencia de un oficial unionista Kidd acepta a regañadientes la misión de devolver a la niña a su familia sobreviviente en Castroville.


Helena Zengel y Tom Hanks.


Hanks no solo interpreta al capitán Kidd como un vaquero tolerante, amistoso y reservado, sino también como un hombre con un pasado funesto (su esposa murió de cólera durante la conflagración y no pudo hacer nada para evitarlo) que lee las crónicas de la prensa como si se tratara de un predicador carismático en plena tarea evangelizadora. Su personaje no habla mucho y se mantiene distante, ocultando las heridas psicológicas de la guerra detrás de su chaqueta de cuero, pero su buena voluntad le permite relacionarse con los demás y ser respetado por los pueblos que visita, adquiriendo una notable reputación como pastor de las noticias. El compromiso ético de su personaje parte del hecho de que las personas que viven algunos poblados aislados no saben leer y, en el peor de los casos, no tienen tiempo para aprender, por lo que su principal motivación es servir como puente de comunicación llevando las novedades de los acontecimientos para que todos sepan lo que sucede en el país. Por otro lado, su transformación moral llega cuando ejerce la posición de una figura paternal sobre la pequeña Johanna. Como no comprende el idioma kiowa, se comunica con la niña usando lenguaje de señas y también la educa a medida que la aventura se desarrolla cuando viajan a caballo por las llanuras solitarias. Es un personaje que de alguna forma halla la redención por la vía de la paternidad porque ve en la niña que custodia a la hija que nunca pudo tener con su esposa y la niña, por el contrario, lo ve como el padre que necesita. Aunque Hanks me resulta creíble en su primera actuación como vaquero, sobre todo por su gestualidad mesurada que dimensiona las inquietudes intrínsecas de su personaje, por alguna razón no logra cautivarme su heroísmo cuando protege a la cría con su revólver, pero sí disfruto verlo narrando las parábolas en algunos intervalos del relato.


Helena Zengel y Tom Hanks. Fotograma de Universal Pictures.


La narrativa se desentraña de una manera convencional y acomodaticia, en la que el protagonista, como buen cowboy, monta a caballo por las praderas desoladas y se debe enfrentar a ciertas situaciones peligrosas para que el vínculo paternofilial que desarrolla con la niña sea coherente y su coraje se ponga a prueba. Por momentos sus acciones se vuelven previsibles, como la secuencia del tiroteo en el despeñadero en la que se enfrenta a tiro limpio y sin mucha dificultad a tres forajidos acartonados que desean raptar a la chiquilla para quemar metraje. En otra escena, la carreta en la que andan se accidenta, obligando al capitán a cargar en sus brazos a la niña con sed y recorrer a pie los terrenos inhóspitos y polvorientos. Igual de predecible es la escena en la que una tormenta del desierto los separa momentáneamente en los que solo se escuchan los gritos de desesperación del vaquero preocupado por lo peor y luego mira de lejos a unos nativos americanos que emergen como fantasmas de arena. La única que me produce alguna reacción emocional es en la que Kidd y Johanna llegan a un pequeño pueblo controlado por un mentiroso comerciante de pieles de bisontes y, a través de su informe, expone el bulo del periódico del mercader racista y la manera en que este se aprovecha de la mano de obra de los miserables que trabajan para él, provocando una insurrección civil.


Tom Hanks y Helena Zengel. Fotograma de Universal Pictures.


Mediante los diálogos del nómada de las noticias, Greengrass revela la división política de una sociedad norteamericana agrietada fuera de campo por la pobreza de unos cuantos, el racismo sistemático en el sur profundo de gente que rechaza la abolición de la esclavitud, la violencia que lacera la dignidad de unos indígenas desplazados como polvo sobre el viento, los que venden su alma al diablo para dedicarse al tráfico de menores, el analfabetismo palpable de gente que ni siquiera puede leer un periódico, el poder de unos corruptos que recurren a las falacias para aprovecharse de los trabajadores y obtener riquezas con el negocio ilícito de la carne. También refleja el impacto de las noticias falsas para distorsionar los hechos verídicos y manipular, en cierta medida, el pensamiento colectivo de un pueblo. La gran noticia, supongo, es que su tono moralista traza paralelismos con la actualidad política de los Estados Unidos, reflejando las cicatrices sociales que ralentizan el progreso y planteando una realidad en la que quedan pocos hombres con integridad para cambiar las cosas. Lo más interesante de su discurso, quizá, es que ilustra la fuerza de la comunicación para registrar los males que afectan a un pueblo y para endurecer los lazos de confraternidad entre las personas que componen el tejido social.

De nada me sirve que tenga una auténtica reproducción del período o que me permita ver panorámicas de esas que capturan la belleza poética de los paisajes que adornan de día y de noche los escenarios del western entre explanadas y acantilados. Como western tiene un concepto aceptable sobre la importancia de la información para archivar las circunstancias, pero que a mi modo de verlo se ejecuta con cierta blandura, poblado de acciones rutinarias que a ratos me aburren, demasiado comprometido con su causa progresista y el héroe generoso de las noticias al que todo le sale bien en la larga travesía de adoptar a una niña alemana que fue criada por los indios. Creo que el estilo sereno y contemplativo no encaja en la estética de Greengrass. La tensión es nula, no deja ningún rastro épico, y el alcance dramático es demasiado limitado. Su cuento de paternidad en el viejo oeste me parece uno de los esfuerzos más soporíferos del director británico.

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Ficha técnica
Título original: News of the World
Año: 2020
Duración: 1 hr 58 min
País: Estados Unidos
Director: Paul Greengrass
Guión: Paul Greengrass, Luke Davies
Música:  James Newton Howard
Fotografía: Dariusz Wolski
Reparto: Tom Hanks, Helena Zengel, Neil Sandilands, Elizabeth Marvel,
Calificación: 5/10

Tráiler de la película



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