El jueves por la noche, aprovechando una edición restaurada de la Cinemateca Francesa, me dispongo a ver
El muelle de las Brumas, de Marcel Carné. No sé si puedo considerarla una obra maestra del cine francés, pero a decir verdad se trata de una película poética y desoladora en la que Carné ilustra metáforas sutiles sobre la negación de la libertad con un tono atmosférico y con interpretaciones bastante solventes de Jean Gabin, Michèle Morgan y Michel Simon. Es su tercera película como director, precediendo por un año a la magnífica
Amanece. Al igual que la mencionada, forma parte del catálogo del realismo poético, cosa que percibo de inmediato al observar las acciones de unos derrotistas que se desarrollan en el entorno sórdido y fatalista de un muelle, donde la idea de redención parece esfumarse tan rápido como el vapor de un barco. Relata la historia de Jean, un desertor del ejército francés que tiene la urgencia de huir en barco para no ser sometido a la justicia y llega a un muelle de Le Havre, una ciudad portuaria cubierta permanentemente por la niebla, la humedad y el ruido de los barcos. El conflicto que gira alrededor de Jean se detona cuando este frecuenta Casa Panamá, un bar poblado por borrachos, pintores suicidas, gánsteres y una bella prostituta llamada Nelly, de la cual se enamora. Los diálogos del guión de Prévert describen, no solo las circunstancias lóbregas que los ha llevado a coexistir en el muelle brumoso, sino, además, los pensamientos intrínsecos que manifiestan ideas sobre la felicidad, la pasión, la desilusión y la muerte. Son diálogos que evocan poesía. Por otro lado, el trato proxémico del espacio representa la difícil condición social de ellos por medio de elementos visuales: decadencia industrial, patios oscuros, calles mojadas, barcos oxidados, interiores desorganizados bañados de una frecuente iluminación expresionista. Aunque su empleo de la elipsis por momentos me hace predecir ciertas escenas y el destino de los personajes (el barco en la botella, la pistola en la gaveta, el reloj de pared, el cuchillo, etc.), me parece escueta por las actuaciones del reparto. Simon hace de villano celoso y obsesivo. Morgan luce bien creíble como la mujer fatal del impermeable transparente, habitualmente apoyada de gestos delicados y de una mirada preocupada. Y Gabin, ese tipo duro francés capaz de abofetear al gánster del barrio, es bastante orgánico cuando emplea su rostro y su gestualidad para ponerse en la piel de ese hombre solitario y temperamental que busca una libertad que lo haga olvidar los duros golpes del pasado en la guerra. Todos ellos conciben una tragedia romántica que me conmueve en cualquier escena.
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Ficha técnicaTítulo original: Port of Shadows (Le Quai des Brumes)Año: 1938
Duración: 1 hr 32 min
País: Francia
Director: Marcel Carné
Guion: Jacques Prévert.
Música: Maurice Jaubert
Fotografía: Eugen Schüfftan
Reparto: Jean Gabin, Michèle Morgan, Michel Simon, Pierre Brasseur
Calificación: 7/10
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