De Madre, Pudovkin dijo una vez: "traté de afectar a los espectadores, no por las actuaciones psicológicas de un actor, sino por síntesis plástica a través del montaje". Leyendo esas palabras, tras el visionado de esta, no puedo estar más de acuerdo con él. Así como ya lo había demostrado Eisenstein un año atrás con El acorazado Potemkin, la ópera prima de Pudovkin aprovecha las posibilidades del montaje ideológico para revisar la memoria histórica rusa y, magnificar, en cierta medida, la propaganda soviética que encuadra a través de la condición social de los campesinos y la lucha de la clase obrera. La adapta de la novela homónima de Máximo Gorki, y está ambientada durante la Revolución rusa de 1905. Relata el calvario de una madre que solo halla sufrimiento cuando es testigo de la muerte su temperamental y alcohólico marido en un altercado de reaccionarios y de las ideas revolucionarias del hijo suyo que trabaja en una fábrica y piensa rebelarse por la vía de las armas, como cabecilla huelguista de un movimiento obrero, en contra las autoridades del régimen zarista. Los actores principales, Vera Baranoskaya y Nikolai Batalov, son solo empleados como herramientas expositivas al servicio del fondo propagandista, pero al mirar sus rostros me conmuevo y siento el dolor que enfrentan sus personajes. La manera en que Pudovkin captura la agonía de ellos me parece bastante sólida cuando ejecuta el montaje para ampliar el espectro emocional de la tragedia y la dimensión psicológica del colectivo. Emplea con mucha sobriedad el primer plano, la sobreimpresión y los fundidos encadenados, el sonido inaudible, el plano subjetivo, el plano detalle, el contracampo, y, sobre todo, la elipsis que simbólicamente refleja las inquietudes y ciertas acciones de los protagonistas para hablar sobre la desilusión obrera, las injusticias y la revolución del campesinado. Su discurso ilustra, no solo la ineptitud del sistema judicial y la opresión militar de la autocracia zarista, sino además el sacrificio de una mujer proletaria que toma conciencia y la voluntad de gente de clase trabajadora que solo ve la libertad política siguiendo el camino de la revolución. El clímax, en el que la madre Rusia sostiene la bandera roja en una postura desafiante frente a los guardias imperiales, es una secuencia tensa e inolvidable. No sé si se trate de una obra maestra como he escuchado en algunas partes, al principio su fuerza es un tanto fría, pero aun así me parece un drama bastante emotivo de uno de los grandes exponentes del cine mudo soviético.
Ficha técnica Título original:Mother (Mat) Año: 1926
Duración: 1 hr 29 min
País: Rusia (Unión Soviética)
Director: Vsevolod Pudovkin
Guion: Nathan Zarkhi
Música: David Blok, Tikhon Khrennikov
Fotografía: Anatoli Golovnya
Reparto: Vera Baranovskaya, Nikolai Batalov, Aleksandr Chistyakov,
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