Crítica breve de 'Una mujer dulce' (1969)

Una mujer dulce
Luego de tener unos cuantos años sin revisar obras de ese magnífico cineasta francés llamado Robert Bresson, regreso a su cine con el visionado de Una mujer dulce. Se trata de una película menor de su filmografía, la primera que filma a color, pero no por ello deja de parecerme estimable y sobria. Bresson, que la adapta de un relato corto de Dostoyevski, emplea su estilo ascético para narrar un drama trágico sobre los celos, la incomunicación y la infelicidad matrimonial. Comienza con el suicidio de Elle, una mujer que salta por el balcón en su apartamento parisino, mientras abajo los transeúntes observan su cuerpo ensangrentado tendido en el piso. El marido, a través de una analepsis engañosa, recuerda las experiencias que tuvo junto a ella mientras mira su cadáver que reposa en la cama. Él es un hombre burgués, indolente, dueño de una casa de empeños y propenso a dejarse llevar por los deseos momentáneos y los celos que le nublan el juicio. Ella en cambio es una muchacha pobre, tímida, dispuesta a amar en silencio con tal de sanar sus inseguridades. La estética bressoniana encuadra la tragedia cotidiana del matrimonio infeliz por medio de recursos audiovisuales muy notables que describen sutilmente los estados de ánimo de la pareja y la razón que lleva a la mujer tan dulce a suicidarse, como el plano detalle y el primer plano que evoca la decepción sobre los rostros, el uso de la elipsis para enunciar la muerte fuera de campo (una mesa que cae al suelo, la bufanda blanca que flota en el aire), el sonido diegético ejecutado con múltiples superposiciones sonoras para señalar la tristeza soterrada y la imposibilidad de comunicarse ante el destino cruel que acecha, la apología de los silencios mediante la escasez de diálogos para ampliar el espectro de dudas intrínsecas; además de un empleo del color verde para señalar la pureza de la mujer. Su montaje ensambla la imagen-sonido de una manera poética y desdramatizada para que los actores encuadrados parezcan naturales y se alejen de cualquier rastro innecesario de expresividad cuando hablan, se mueven y gesticulan. Particularmente me conmueve la interpretación de Dominique Sanda, quien debuta en esta película poniéndose en la piel de una mujer gentil y desilusionada que se cansa de tolerar al esposo posesivo y celoso que la aprisiona. Ella es, en cierta medida, lo verdaderamente vivo de este drama bressoniano.

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Ficha técnica
Título original: A Gentle Woman (Une femme douce)
Año: 1969
Duración: 1 hr 28 min
País: Francia
Director: Robert Bresson
Guion: Robert Bresson
Música: Jean Wiener
Fotografía: Ghislain Cloquet
Reparto: Dominique Sanda, Guy Frangin, Jeanne Lobre, Jacques Kébadian
Calificación: 7/10

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