La última prueba es una película en la que Zinnemann examina ligeros apuntes sobre la ciencia forense, pero a pesar de tener un rol sólido de Van Heflin, su trama sobre corrupción y asesinato nunca escapa de los terrenos comunes del cine negro de serie B. Se trata de la ópera prima de Zinnemann. Un debut que se torna previsible desde las primeras escenas, aunque me quedo hasta el final para saber cómo atrapan al culpable. Tras una secuencia de apertura en la que un abogado y un candidato a alcalde planifican el homicidio de un fiscal del distrito con ayuda del hampa, narra la historia de Gordon McKay, un científico forense que desde las entrañas de su laboratorio analiza cuidadosamente las pistas recolectadas por la policía para identificar al homicida en fuga. Zinnemann establece un paralelismo en el que, primero, presenta la destreza de ese investigador que mira la evidencia por el microscopio para avanzar el caso junto con su bella asistente y, segundo, la ambición descontrolada del fiscal nuevo que tiene conexiones con los gánsteres más poderosos de la ciudad y se comunica en clave con ellos para revelar sus planes de eliminar a sus adversarios políticos. El argumento, en cierta medida, construye un discurso sobre la corruptela burocrática y la importancia de las ciencias criminales, pero el misterio criminal me parece ineficaz por la manera en que los diálogos revelan sin mucha sorpresa la identidad de los conspiradores y del asesino de la pistola calibre .38, además de que se torna un poco redundante cuando las acciones del detective forense se limitan a encender el cigarrillo de la secretaria, tirar dardos a la pared y mirar las huellas por el microscopio. A pesar de todo me parece creíble la interpretación de Heflin como el químico astuto, añadiéndole carisma a sus diálogos y mostrando su pericia física para golpear a los malos. Heflin muestra buena química al lado de Marsha Hunt. En cambio, encuentro poco magnetismo en la de Lee Bowman como el villano ambicioso y carismático. Quizá una de las pocas cosas que hallo interesante es la forma en que la estética de Zinnemann emplea el plano detalle subjetivo y, asimismo, uno de los primero roles sin acreditar de Ava Gardner. Lo otro lo olvido rápido. Es una película con una intriga corriente y un ritmo que se me hace tan pesado como el metal de un revólver.
Ficha técnicaTítulo original: Kid Glove KillerAño: 1942
Duración: 1 hr 13 min
País: Estados Unidos
Director: Fred Zinnemann
Guion: Allen Rivkin, John C. Higgins
Música: David Snell
Fotografía: Paul Vogel
Reparto: Van Heflin, Marsha Hunt, Lee Bowman, Samuel S. Hinds,
Calificación: 6/10
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