Crítica breve de 'El águila solitaria' (1957)

Mi encanto por la aviación y sus grandes pioneros me ha llevado a pasar un rato bastante agradable con El águila solitaria. Como película biográfica quizá no se encuentra a la altura de los grandes trabajos de Wilder, pero la manera en que mantiene su vuelo durante dos horas para contar la aventura transatlántica de Charles Lindbergh me resulta muy entretenida, sobre todo cuando el piloto es James Stewart. Se basa en el libro autobiográfico de Lindbergh sobre su famosa hazaña de 1927. Y se estructura en dos partes. Una primera mitad muestra a un ansioso Charles Lindbergh tirado en la cama, mientras suda gotas de preocupación antes del vuelo transatlántico, intentando conciliar el sueño y recordando su época como piloto de correo aéreo. La segunda presenta a Lindbergh adentro de la cabina del avión, donde cruza el océano Atlántico sin escalas durante 33 horas de soledad, en un vuelo por un premio de 25 mil dólares y la satisfacción de ser el primero en hacerlo, mientras lucha contra el cansancio y los contratiempos climáticos que amenazan con estrellar la aeronave. Wilder no solo muestra a Lindbergh como un piloto motivado por el deseo de volar y la pasión hacia las alas, sino como un individuo con una voluntad de acero que combate las fuertes ventiscas para alcanzar las nubes de la gloria. Su puesta en escena, construida casi a totalidad en los interiores del avión, se vuelve claustrofóbica y te hace experimentar el peligro de volar en solitario, en unas secuencias aéreas montadas con audacia. En muchas ocasiones, emplea la analepsis de forma acertada para mostrar los preparativos del vuelo y explorar el pasado del héroe. También aprovecha el sonido interno subjetivo para evocar en todo momento las dudas intrínsecas de Lindbergh en la cabina de la aeronave cuando dialoga consigo mismo, y amplifica el suspense utilizando el plano medio, el primer plano y una solvente banda sonora de Franz Waxman. Después de un arranque medio lento, el ritmo se recupera y la actuación de Stewart brilla como la estrella polar en la noche más oscura. Stewart (con el pelo teñido de rubio), quien tenía 47 años cuando al momento del rodaje, se vale del maquillaje sobre su rostro y de sus cualidades expresivas para interpretar espléndidamente a ese aviador de 25 años invadido por la incertidumbre y la fatiga. Cuando él está en pantalla, el trascendental vuelo desde Nueva York a París se vuelve verdaderamente placentero.

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Ficha técnica
Título original: The Spirit of St. Louis
Año: 1957

Duración: 2 hr 15 min

País: Estados Unidos

Director: Billy Wilder

Guion: Billy Wilder, Wendell Mayes, Charles Lederer

Música: Franz Waxman

Fotografía: Robert Burks, J. Peverell Marley

Reparto: James Stewart, Murray Hamilton, Patricia Smith, Bartlett Robinson

Calificación: 7/10