Crítica breve de 'Horas de angustia' (1949)

Horas de angustia
Rodada poco después de su irregular debut Los amantes de la noche, Horas de angustia es la tercera película de Nicholas Ray. Como todo el catálogo inicial de Ray, se trata de una película de cine negro. Aquí Ray mezcla el cine negro y el drama judicial para ilustrar con cierto pesimismo apuntes sobre la delincuencia juvenil y la manera en que la misma sociedad produce antisociales. Pero ni siquiera su discurso social sobre la delincuencia juvenil o la actuación de peso de Humphrey Bogart puede impedir que se desplome al vacío con una narrativa dúctil y superficial en la que todo sucede de la forma más convencional posible, durante una hora y media que avanza sin ningún tipo de ritmo. En la trama, basada en la novela homónima de Willard Motley, Bogart interpreta a un intrépido abogado que toma un caso para defender en la corte a un delincuente italoamericano de cara angelical que es acusado de asesinar a un policía en medio de una balacera. Su arranque es más o menos interesante cuando, por medio de las escenas retrospectivas intermitentes, el abogado con la verborrea de acero relata durante el juicio la actividad delictiva de ese joven díscolo e impulsivo con el rostro de niño que tiene como lema "Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver." Pero entre idas y vueltas, tengo la sensación de que no va a ninguna parte el relato del abogado que intenta reformar al delincuente desgraciado probando su inocencia, y la materia se extiende innecesariamente con diálogos baladíes y situaciones redundantes que solo le restan sustancia a las acciones de unos personajes que, desgraciadamente, son colocados en la superficie con la única intención de extender la óptica moralista del texto aleccionador. Con la historia condescendiente del rebelde con causa interpretado de manera blanda por John Derek, Ray elabora un comentario social que cuestiona en todo momento las raíces de la delincuencia juvenil y culpa a la sociedad más que al individuo al subrayar que el comportamiento antisocial es el producto de los daños psicológicos inducidos por la procedencia social, en este caso la pobreza. Su moraleja izquierdosa, que encaja en la corriente categórica de cine gris, adquiere coherencia con el clímax nihilista y los picados que anuncian la imposibilidad de misericordia. Pero ni el cuidado compositivo de su puesta en escena corrige los efectos de un melodrama que no deja de ser deslavazado y unidimensional.

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Ficha técnica
Título original: Knock on Any Door
Año: 1949
Duración: 1 hr 45 min
País: Estados Unidos
Director: Nicholas Ray
Guion: John Monks Jr., Daniel Taradash
Música: George Antheil
Fotografía: Burnett Guffey
Reparto: Humphrey Bogart, John Derek, George Macready,
Calificación: 5/10

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