Crítica breve de 'La vida de Oharu' (1952)

La vida de Oharu
No creo en lo absoluto que La vida de Oharu sea uno de los grandes melodramas jidaigeki de Kenji Mizoguchi, a veces su estructura episódica se extiende más allá de lo necesario, pero reconozco que me conmueve y me hace cavilar su cuento sobre el sufrimiento de la mujer japonesa atrapada en la cárcel del estigma social y de la incertidumbre, en una sociedad patriarcal cruel y desigual que le impide encontrar la felicidad. Las observaciones que presenta, en cierta medida, reflejan las preocupaciones del cine de Mizoguchi del período posguerra, en el que examina de una manera trágica y muy pesimista la condición de la mujer que sufre bajo las rígidas tradiciones de los dominios patriarcales del Japón feudal. Se ilustra sutilmente con la historia de su heroína, Oharu, una mujer que es expulsada de la corte de Kioto y condenada al exilio junto con toda su familia simplemente por enamorarse de un criado que la ama, suceso que la pone a transitar por los caminos de servidumbre que parecen ineludibles. La trama, estructurada como un largo racconto por el guion de Yoshikata Yoda, conquista mi sensibilidad cuando observo a esa mujer desilusionada relatando los episodios más grises de su dura existencia durante la era Edo, atestiguando la muerte de los hombres que la hacen feliz, manchando el honor familiar, obligada a ser concubina de señores feudales, enfrentándose a la miseria, recibiendo los abusos de unos oportunistas malvados que la tratan como un objeto y ejerciendo la prostitución para ganarse la vida. La estética de Mizoguchi encuadra la tragedia de Oharu a través del control compositivo que es su sello formal, evitando la sensiblería sin perder los rastros de sutileza, con un estupendo manejo del encuadre móvil que captura la autenticidad de la época con elegancia, con el gran plano general estático que encuadra a los personajes en espacios amplios como si se tratara de una obra de teatro, la elipsis de estructura, el fuera de campo que subraya acciones que se fugan del encuadre y el uso meticuloso del sobreencuadre para señalar, en ocasiones, la imposibilidad de la protagonista de escapar de la desdicha. Particularmente me cautiva la actuación de Kinuyo Tanaka cuando ejerce una expresividad delicada para comunicar la desgracia de esa mujer con el pasado trágico cuyo destino parece estar gobernado por las tropelías de los hombres. El retrato de Tanaka me parece fino, sutil, contenido, en pocas palabras, difícil de olvidar cuando ilumina con su dharma cada cuadro de la puesta en escena.

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Ficha técnica 
Título original: The Life of Oharu (Saikaku ichidai onna)
Año: 1952
Duración:  2 hr 17 min
País: Japón
Director: Kenji Mizoguchi
Guion: Yoshikata Yoda
Música: Ichiro Saitô
Fotografía: Yoshimi Hirano
Reparto: Kinuyo Tanaka, Tsukie Matsuura, Ichiro Sugai, Toshirô Mifune
Calificación: 7/10

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