Nuestras madres, ópera prima del director guatemalteco César Díaz, es un drama emotivo que se toma menos de una hora y un cuarto para señalar, con base testimonial y cierta sencillez, las cicatrices sociopolíticas de Guatemala provocadas por la deshumanización y las desapariciones que sucedieron en los tiempos de la guerra. Su mirada es sobria y muy didáctica, alejada de golpes bajos y tiempos innecesarios para que el material de denuncia mantenga la sutileza con la mayor brevedad posible. De igual manera a lo que previamente había planteado Bustamante en 'La llorona', se ambienta en Guatemala durante los juicios de los militares desalmados que participaron en la guerra civil, pero ofreciendo una óptica distinta. Su protagonista es Ernesto, un joven que trabaja como antropólogo forense en una institución del Estado, donde tiene la tarea de exhumar fosas comunes para identificar a las personas que han desaparecido y no figuran en los registros oficiales. La trama de Ernesto me resulta interesante porque en el fondo es un personaje motivado por su madre a resolver el enigma de la identidad de su padre, un guerrillero desaparecido del que su madre prefiere ocultar ciertos detalles. El trato intimista es producido por esa estructura dramática que incorpora ciertos elementos de documental, particularmente cuando el personaje, interpretado de forma orgánica por Armando Espitia, transita por campos lejanos y escucha los testimonios de las víctimas, en su mayoría ancianas campesinas de etnia maya que, al igual que él, buscan los restos de sus seres queridos perdidos durante la conflagración. La puesta en escena de Díaz ilustra la desilusión de ese protagonista obsesionado por la figura paterna con un escueto control compositivo que, además, emplea sutilmente el relato no iconógeno para mostrar lo que las imágenes esconden a través de los diálogos de los personajes y de los silencios más prolongados, obligando a que uno imagine el trato deshumanizante y la violencia sexual que recibieron las mujeres de la población indígena en manos de militares asociados a la dictadura. Habla sobre el perdón, el vínculo maternofilial, pero también de la imposibilidad de olvidar las heridas del pasado sociopolítico guatemalteco. El estilo desornamentado de su narración funciona porque de una manera íntima, simple y muy honesta subraya las secuelas que todavía padece la sociedad guatemalteca tras el genocidio acontecido en los años 80 poco después del golpe de estado militar, sin perderse en meandros ni señalamientos morales para afrontar el dolor que comparten las madres.
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Ficha técnicaTítulo original: Nuestras madres
Año: 2019
Duración: 1 hr 15 min
País: Guatemala
Director: César Díaz
Guion: César Díaz
Música:
Fotografía: Virginie Surdej
Reparto: Armando Espitia, Emma Dib, Aurelia Caal,
Calificación: 7/10
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