Con
La casa Gucci me sucede algo extraño. De entrada, observo que es una película de Scott que presenta un ritmo un poco inconsistente a lo largo de dos horas y media, pero por alguna razón permanezco todo el tiempo interesado por lo que me cuenta, quizá porque me daba curiosidad saber cómo trasladaría a la gran pantalla lo que ya había leído años atrás sobre la tragedia del imperio de la moda de la familia Gucci. La propuesta de Scott me parece entretenida cuando recoge a un puñado de actores de lujo para narrar, con tono fino y glamouroso, el melodrama de esa dinastía de la moda fragmentada por la codicia, la traición y los rencores familiares. Se ambienta a finales de los 70, donde me relata la historia de Patricia Reggiani, una mujer italiana bastante interesada que se enamora de Maurizio Gucci, el nieto del fundador de Gucci al que conoce en una fiesta. En una primera mitad, muestra la manera en que florece la relación entre Patricia y Maurizio bajo una ambición subterránea; las negativas del padre Rodolfo Gucci cuando deshereda a su hijo y se rehúsa a aceptar que se case con una trepadora; además de las peculiaridades de algunos de los miembros de una familia disfuncional claramente dividida por el negocio. En la segunda, se transforma en un cóctel de avaricia, traiciones y venganzas personales, sobre todo cuando Maurizio, auspiciado por la astuta Patricia, asume el control de la marca y deja en la ruina financiera al tío y al primo. En algunos momentos los episodios se extienden más allá de lo necesario, pero la química del reparto es tan embriagadora que siempre disfruto verlos a todos maquinando perfidias para adueñarse del vaticano de la moda. La actuación de Lady Gaga es puro fuego expresivo cuando emplea la gestualidad, la mirada y el acento italiano para ponerse en la piel de una mujer fatal manipuladora, posesiva, que falsifica el amor para trepar y tiene el juicio nublado por los celos. A su lado está un estupendo rol de Adam Driver como ese heredero que, de la noche a la mañana, abandona la timidez y las inseguridades para pasar a ser un perfecto megalómano con tela de villano. Y en una nota más baja también Al Pacino como el poderoso y carismático tío Aldo Gucci, y un irreconocible Jared Leto transformado con un maquillaje de prótesis de látex como el torpe primo Paolo. Con ellos, Scott reconstruye el mundo de la alta costura de las épocas de los 80 y los 90, poniendo atención a los detalles de los decorados y el vestuario, con una consistencia que luce ampulosa cuando es fotografiada por la lente de Dariusz Wolski. Su narrativa es melodramática, histriónica, paródica. Tiene una contagiosa banda sonora de ópera y
new wave. Y casi siempre me resulta atrapante cuando usa la trágica caída de los Gucci para examinar la manera en que el dinero destruye los vínculos familiares hasta dejarlos varados en la inercia de la decadencia, el resentimiento y el asesinato.
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Ficha técnica
Título original: House of Gucci
Año: 2021
Duración: 2 hr 38 min
País: Estados Unidos
Director: Ridley Scott
Guion: Roberto Bentivegna, Becky Johnson
Música: Harry Gregson-Williams
Fotografía: Dariusz Wolski
Reparto: Lady Gaga, Adam Driver, Al Pacino, Jeremy Irons, Jared Leto, Salma Hayek,
Calificación: 7/10
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