Mélodrame es el segundo largometraje dirigido por el cineasta dominicano Jean-Louis Jorge, rodado en 35mm en Francia durante 12 días, tras haber debutado tres años antes con
La serpiente de la luna de los piratas (1973). Al menos hasta donde sé, llegó a estrenarse en las salas del Palacio de Cine el 7 de febrero de 1980, pero nunca se ha exhibido en la televisión local ni en la Cinemateca Dominicana. Afortunadamente, he alcanzado a ver una copia en una calidad aceptable que algún buen samaritano ha decidido colgar en una famosa plataforma de videos. Y no sé si se trate de una obra fuera de serie como he escuchado a
vox pópuli en medios locales, pero sin duda se deja ver para explorar el universo personal de ese cineasta dominicano condenado al olvido. Me parece una película bienintencionada en la que Jorge, con una estética
avant la lettre, experimenta con la forma para ofrecer un pastiche en clave de metacine sobre Rudolph Valentino y Pola Negri, pero por alguna razón permanezco impávido ante su propuesta siútica y redundante que nunca se escapa de la superficie del
camp más inane. La trama, firmada con guión de Jorge, se distancia de estructuras aristotélicas para narrar, con guiños al melodrama clásico de Hollywood, la vida de una actriz llamada Nora Legri, que escamotea las recámaras de su memoria para recordar los tiempos en que era aparentemente feliz junto a su amado Antonio Romano, un famoso actor del cine mudo. A través de un montaje invertido, en el que los saltos temporales se mofan de la lógica espacial, Jorge me presenta los dilemas de esa persona que fantasea con los fantasmas del pasado en una irrealidad en la que los sueños y los recuerdos son el producto de las mismos delirios intersubjetivos. Por una parte muestra, con cierto idealismo de cine mudo con intertítulos, los episodios de la diva silente que sueña con las fiestas desenfrenadas en los castillos de los locos años 20 de Hollywood (como parábola de la contracorriente política de los 70), mientras recibe la cuota de amor y felicidad del
latin lover. Por el otro, muestra el melodrama de carácter trágico, en donde la actriz falsificada por los marcos limítrofes de la ficción, relata, como vampiresa del cine sonoro, el dolor de la pérdida y descubre los secretos más oscuros del actor falso, como el narcisismo, los celos, la posesión, la bisexualidad escondida y el sadomasoquismo en habitaciones siniestras, porque así lo describe el guión metaficcional de la película que ella protagoniza en el plató como homenaje póstumo. La dialéctica de esas capas narrativas le sirven a Jorge para interrogar, sin mucho apuro, las posibilidades diegéticas del cine para falsificar la imagen desde los márgenes más afílmicos de la ficción en su acercamiento hacia la verdad, como si el medio no fuera otra cosa que un gran mentiroso que mimetiza dos identidades separadas a balazos por espacio y tiempo, dentro de un mismo cuerpo fragmentado por una sexualidad subversiva que amenaza con salir de la pantalla. Y lo consigue con cierta solvencia estilística en los elementos formales que emplea; como el blanco y negro, la elipsis, el sonido diegético, el encuadre móvil, la cámara en mano, la ruptura de eje, voz en off, la cuarta pared, la iluminación expresionista, los decorados exóticos y pesadillescos. Pero lejos de sus apuntes experimentales y las referencias al cine mudo de Ingram, Niblo y Fitzmaurice, en su ensayo no veo otra cosa que un ejercicio de estilo adocenado, indulgente, que utiliza a sus actores como marionetas histriónicas para reciclar las mismas ideas sin nada interesante que decir.
Ficha técnica
Título original: Mélodrame
Año: 1976
Duración: 1 hr 25 min
País: Francia
Director: Jean-Louis Jorge
Guion: Jean-Louis Jorge
Música: Christian Bonneau
Fotografía: Ramón F. Suárez
Reparto: Vincente Criado, Maud Molyneux, Benoît Ferreux, Manuela Miranda,
Calificación: 6/10
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