Family Romance, LLC es una de esas películas de Herzog que, a mi parecer, encaja en el marco referencial de esos personajes singulares que a menudo pueblan su cine de ficción. Mezcla sutilmente el drama con el documental para ofrecer una mirada esclarecedora sobre la desilusión de una sociedad posmoderna atrapada en la cultura del simulacro que falsifica los vínculos humanos, a través de un individuo de saco y corbata que se dedica al negocio lucrativo de la compraventa de las ilusiones. El protagonista de esta singular actividad se hace llamar Ishii Yuichi, el propietario de una empresa llamada Family Romance, que funciona como una agencia que proporciona personal alquilado para ocupar, a modo de reemplazo, el rol social de la persona deseada por el cliente. En pocas palabras, Ishii es un vendedor de afecto que simula ser otra persona para alegrar la vida del cliente angustiado. Y la trama me resulta bastante entretenida cuando lo veo constantemente ocupando el puesto del padre de una niña tímida, Mahiro, que necesita una cuota de afecto paternal porque creció sin uno; manteniendo la empresa sin juzgar las quimeras de la clientela; recibiendo la queja de un encargado en la estación del tren bala; tomando fotografías en las calles niponas para hacer famosa a una aspirante a influencer; haciendo feliz a una señora que anhela ganar la lotería; cuestionando la delgada línea entre la realidad y el artificio en un hotel atendido por robots. Como es habitual en algunos de sus trabajos, Herzog diluye el grosor limítrofe entre la ficción y el documental para, de forma anagógica, estructurar su discurso casi antropológico sobre la condición actual del hombre contemporáneo. El protagonista, Ishii, que en vida real es el administrador de la compañía japonesa Family Romance, no solo le sirve a Herzog para dialogar sobre la soledad, la incomunicación y la infelicidad, sino que, además, cuestiona la enorme insatisfacción y la falta de afecto provocada, en cierta medida, por la modernidad líquida que transfigura las relaciones humanas en caparazones vacíos, donde la gente está esclavizada a perpetuidad por los teléfonos inteligentes y la demasía de información digital. Para Herzog, el comportamiento natural del ser humano, en cuestión, se está desvirtuando por la individualidad y la falsificación de identidades que se gesta en los espacios virtuales, hasta el punto de no retorno donde la idea de lo real es ya una simple simulación. La premisa funciona porque es presentada con un reparto de actores no profesionales que se interpretan a sí mismos con mucha naturalidad, donde se destaca Ishii Yuichi como el carismático y servicial agente que finge ser feliz cuando, en realidad, su vida privada ficcionalizada está llena de desdichas familiares. El ritmo es consistente en cada peripecia del protagonista. Y la cámara en mano, cercana al
cinéma vérité, le añade sobriedad a cada plano filmado en la prefectura de Aomori, en el que los personajes encuadrados dialogan con total autenticidad para revelar el sufrimiento más soterrado. Sin duda, es una buena película del realizador alemán.
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Ficha técnica
Título original: Family Romance, LLC
Año: 2019
Duración: 1 hr 29 min
País: Estados Unidos | Japón
Director: Werner Herzog
Guion: Werner Herzog
Música: Ernst Reijseger
Fotografía: Werner Herzog
Reparto: Mahiro Tanimoto, Ishii Yuichi
Calificación: 7/10
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