Crítica breve de 'Doctor Strange en el Multiverso de la Locura' (2022)

Doctor Strange en el Multiverso de la Locura
El estreno de Doctor Strange en el multiverso de la locura en la plataforma de streaming de Disney Plus me hace recuperar la idea de que, en los últimos años, la tan manoseada fórmula de Marvel Studios, al menos en casi toda su cuarta fase (exceptuando Spider-Man: sin camino a casa), se ha desgastado hasta niveles autoparódicos con la cuota de reciclaje al servicio de la corrección política, porque es justamente su aparato ideológico que debilita su narrativa. La dirige Sam Raimi, director que siempre me ha parecido irregular y que, por cuestiones que desconozco, tenía ya nueve años sin dirigir un largometraje, quizá por el desempeño de taquilla de Oz the Great and Powerful. Y como es de esperar, Raimi la edifica con las señas particulares de su estilo visual, al mezclar la acción de superhéroes con los tropos de terror, pero encuentro que atraviesa universos en los que se vuelve infinitamente aburrida, trillada, sin ninguna sorpresa significativa en el lado místico que disfraza metáforas sobre la inmigración y la maternidad. Tras un pequeño prólogo, en el que Stephen Strange y una joven llamada América Chávez son perseguidos por un demonio en una dimensión situada entre los universos, su argumento comienza en la Tierra-616, donde el Doctor Strange abandona sus compromisos sociales con el objetivo de proteger a la joven recién llegada que tiene la facultad de viajar por el multiverso, ya que es buscada por una Bruja Escarlata completamente consumida por el poder oscuro del Darkhold (Libro de los Pecados), que permite al lector materializar y obtener lo que más anhela, en su caso tener la vida feliz como madre que observa en los demás universos alternativos. En términos estructurales, la trama tiene un arranque más o menos interesante cerca del primer acto cuando Strange y la muchacha latina saltan de un universo a otro para escapar de la malevolencia de la bruja caprichosa y buscar el Libro de Vishanti que corrige el desastre con magia blanca. Sin embargo, llega un tramo donde todo se reduce a conversaciones triviales sobre el MacGuffin del libro de los hechizos; las secuencias de combate hechas a desgana donde el ganador se anticipa hasta con los ojos cerrados y nunca faltan los cameos de figuras acartonadas para fines mercadológicos; las situaciones manidas colocadas de manera subterránea para satisfacer a las masas feministas de moda, donde se construye, primero, un discurso sobre los caprichos maternos y, segundo, una pequeña parábola sobre la fuerza de voluntad de la juventud latinoamericana en condición de inmigrante ilegal. Por lo menos, Raimi le confiere una identidad visual cuando forma un híbrido inusual entre lo grotesco y lo esotérico, particularmente al conjuntar los elementos característicos del género de la fantasía con el horror de zombis, bajo una lluvia de efectos especiales y pirotecnia. Y la banda sonora del gran Danny Elfman contagia mi sentido del oído con sus sinfonías heroicas. Pero el resto de esta secuela del mago me resulta excesivamente cutre, carente de una consistencia que me haga caer rendido ante los sortilegios de sus personajes.

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Ficha técnica
Título original: Doctor Strange in the Multiverse of Madness
Año: 2022
Duración: 2 hr 06 min
País: Estados Unidos
Director: Sam Raimi
Guion: Michael Waldron
Música: Danny Elfman
Fotografía: John Mathieson
Reparto: Benedict Cumberbatch, Elizabeth Olsen, Xochitl Gómez, Chiwetel Ejiofor, Rachel McAdams, Benedict Wong
Calificación: 5/10

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