Vi
Comando hace ya unas décadas atrás, pero como me pasaba con muchas de esas películas populares que pasaban en la televisión por cable, en ese entonces lo hice de una manera esporádica, de la que solo alcanzo a recordar la climática contienda del tercer acto, donde Arnold Schwarzenegger demuestra que está listo para ir a la selva a cazar depredadores. Ahora la he visto definitivamente para despejar las dudas y, admito que, dentro de sus irregularidades, al menos se deja ver. Como cinta de acción recoge decentemente un puñado de clichés para que Schwarzenegger haga de las suyas armándose de ametralladoras y
one-liners, pero de alguna manera la adrenalina disminuye con cada conteo de cuerpos, hasta que no queda otra cosa que el terreno predecible del héroe en piloto automático que elimina a todos para cumplir la misión. En la trama Schwarzenegger interpreta a John Matrix, un coronel retirado del ejército de los Estados Unidos que, tras una advertencia de su superior sobre los enemigos que desean vengarse de él, se dispone a rescatar a su hija cuando es secuestrada por un antiguo compañero de operaciones espaciales y por un exdictador sudamericano al que destituyó del poder en una de sus misiones. El arranque es, quizá, lo que más me resulta atrapante cuando el papá que desayuna boinas verdes mata con fuerza bruta a media docena de tipos malos de la organización de mercenarios para rastrear como un detective a su hija, repartiendo puñetazos al por mayor y al detalle, matando con la creatividad, quitándose a unos cuantos policías de encima con solo aventar los pectorales, tirando a un pelele por el acantilado después de soltar su pierna, al lado de una azafata desgreñada que lo involucra en situaciones bien cutres que, ocasionalmente, me sacan unas cuantas risas con los chistes de una línea y los errores de continuidad que me importan muy poco. Digiero su acción de serie B sin problemas justamente por ese humor socarrón que se vende como serio. Pero ya en la segunda mitad me asalta la indiferencia cuando el ejercicio a contrarreloj de testosterona atraviesa la rutina del hombre indestructible al que todo le sale bien, en unas secuencias de acción planas que con mucha gratuidad reciclan los tiros, las trompadas, las explosiones y la violencia excesiva para que Schwarzenegger saque a relucir su pericia física para demostrar que está por encima de Rambo como estereotipo de soldado de acción. Apenas me emociona el clímax de la mansión, en el que el buen Juan Matriz tiene la cara pintada y coge una metralleta M-60 con munición infinita, mientras camina a pecho descubierto para matar a plena luz del día a los paramilitares que disparan de lejos sin intención alguna de acertar ninguna bala. Me parece ridículamente acartonado el villano que tiene un babero de malla metálica y bigote de Freddie Mercury. No hay muchas sorpresas que digamos, tampoco riesgos que supongan dificultad. Y la coherencia se ausenta como los cartuchos de recarga. En pocas palabras, es un producto de acción cuya fecha de caducidad ocurrió en los ochentas.
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Ficha técnica
Título original: Commando
Año: 1985
Duración: 1 hr 30 min
País: Estados Unidos
Director: Mark L. Lester
Guion: Jeph Loeb, Steven E. de Souza, Matthew Weisman
Música: James Horner
Fotografía: Matthew F. Leonetti
Reparto: Arnold Schwarzenegger, Rae Dawn Chong, Dan Hedaya, James Olson, Bill Duke,
Calificación: 6/10
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