Para celebrar su aniversario de nacimiento, selecciono cinco películas esenciales de Stanley Kubrick para los cinéfilos interesados en estudiar su filmografía.
El 26 de julio de 1928, Stanley Kubrick llegó al mundo para dejar una huella imborrable como uno de los grandes cineastas de la historia. Encarnaba la figura del genio excéntrico, frío, ensimismado, envuelto en una capa de misterio que pocos sabían descifrar y en un perfeccionismo más que documentado que rayaba en la locura. Durante sus años de juventud, trabajó como fotógrafo en la revista Look y poco a poco se comenzó a interesar por el proceso de realización cinematográfica. Al contrario de lo que se piensa, nunca estudió en una escuela de cine, sino que comenzó a aprender todo lo que pudo sobre cine por su cuenta, frecuentando los cines de la ciudad de Nueva York, llamando a distribuidores de películas, visitando laboratorios y casas de alquiler de equipos, pasando muchas horas leyendo libros sobre teoría cinematográfica para luego escribir sus notas. De esa obsesión, hizo con financiación propia unos cuantos cortometrajes como Day of the Fight, Flying Padre y The Seafarers, así como sus primeros largometrajes, las menores Miedo y deseo y El beso del asesino. Y luego de esas experiencias, que sirvieron como aprendizaje, realizó una serie de películas que marcarían la historia del cine para siempre.
En este listado presentado a continuación, hablo un poco sobre esas grandes películas de Kubrick, aunque me veo obligado a omitir algunas obras fascinantes como Barry Lyndon, Lolita, La naranja mecánica, Ojos bien cerrados y Dr. Insólito o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba.
5. Casta de malditos (1956)
Kubrick tenía tan solo 27 años cuando rodó The Killing, su tercer largometraje y, a mi parecer, una de las mejores películas de cine negro protagonizada por Sterling Hayden. Fue su primero con un elenco y un equipo profesional. Y en el rodaje tuvo muchas discusiones con el director de fotografía Lucien Ballard. Pero al final se impuso su genio creativo. Su narrativa invertida está esbozada con una ejecución clínica que demuestra que lo único que necesitaba era un presupuesto adecuado para hacer algo mejor que El beso del asesino. La secuencia del atraco, encuadrada desde distintos puntos de vista, es una de las más novedosas en el género film noir.
4. El resplandor (1980)
El resplandor es una película en la Kubrick muestra la disfuncionalidad familiar como el verdadero terror. Se dice que a menudo exigía hasta 70 u 80 repeticiones de la misma escena, entre las que se encuentra el caso de la actriz Shelley Duvall, la cual llevó a los límites al obligarla a repetir una toma 127 veces. Pero su perfeccionismo dio sus frutos. Adaptada de la novela homónima de terror Stephen King, posee algunas de las escenas más aterradoras y pesadillescas cuando Jack Nicholson inicia su descenso hacia la locura en el hotel de invierno.
3. 2001: odisea del espacio (1968)
Pocas películas han marcado el cine de ciencia ficción con tanta profundidad como 2001: una odisea en el espacio. Tiene monolitos, extraterrestres, viajes interestelares proféticos y supercomputadoras malvadas de la serie HAL 9000. Pero quizá su rasgo más significativo son las imágenes de corte experimental que Kubrick coloca como una especie de trance alucinógeno que, a modo de parábolas ontológicas y metafísicas, siempre interroga la naturaleza del ser humano y la inteligencia que tiene para autodestruirse y renacer a lo largo de su existencia.
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