No sé si La caza del Octubre Rojo sea una de las mejores películas de submarinos que he visto, pero como thriller de espionaje, debo decir, tiene una tensión que avanza a contrarreloj como torpedo bajo el mar cuando esboza su trama de diplomacia y estrategias navales en el ocaso de la Guerra Fría, con el mismo alcance de pulsaciones que El submarino y Marea roja, en el que McTiernan lanza en todo momento su pericia visual como artesano del cine de acción con una intriga que me mantiene sujeto al borde del asiento, incluso cuando navega por las rutas subacuáticas más previsibles. Se trata de la primera adaptación al cine de la novela homónima que llevó a Tom Clancy al éxito de ventas con la serie de Jack Ryan. En la trama Ryan, interpretado por Alec Baldwin, es un analista del servicio de inteligencia que es contactado por la CIA con la finalidad de que analice las verdaderas intenciones detrás del Octubre Rojo, un submarino nuclear ruso comandado por el capitán Marko Ramius, que está equipado con una tecnología silenciosa que lo vuelve indetectable a cualquier sonar y, ante todo, se dirige en alta mar hacia las costas norteamericanas en el año de 1984. El barullo inicia cuando Ryan, en medio de una reunión con los altos funcionarios del gobierno en materia de seguridad nacional, deduce que el plan del capitán soviético no es atacar la costa estadounidense, sino más bien, desertar del régimen de la cortina de hierro y rehacer su vida en la tierra de las oportunidades, aprovechando el sigilo del submarino que dirige para no ser detectado por las autoridades soviéticas que lo buscan para cazarlo. A un ritmo trepidante y con diálogos solventes de jerga militar, McTiernan eleva el tono del suspense en cada secuencia con el juego de tácticas entre los rusos y los estadounidenses, en una puesta en escena construida mayormente con gran nivel de autenticidad en los interiores claustrofóbicos de los submarinos que son capturados con la lente de Jan de Bont a través del primer plano, la iluminación, el desencuadre que comunica la incertidumbre y el encuadre móvil de una cámara en constante movimiento que señala la preocupación de los oficiales, además de una acertada banda sonora compuesta por Basil Poledouris. Hay sospechas, agentes encubiertos, manipulación, traiciones, maniobras subacuáticas, batallas de submarinos. Quizá lo más interesante, a mi parecer, es que evita los grandes tiroteos y la acción fuera de lugar, para centrarse en las diversas situaciones paralelas que se gestan a puertas cerradas y que señalan las decisiones políticas en tiempos de crisis diplomática, desde la óptica de los norteamericanos benévolos que están dispuestos a ayudar al desertor que quiere evitar la Tercera Guerra Mundial y, por el otro lado, de los burócratas rusos malvados que manipulan a los norteamericanos para que hundan el submarino. Baldwin me parece efectivo cuando interpreta a Ryan como un hombre de aguda perspicacia que deduce los motivos del desertor y calcula cada paso que da para demostrar su teoría antes de que se desencadene una confrontación bélica entre las dos superpotencias. También Sean Connery como el capitán frío, sinuoso, que oculta su propósito y controla la misión para reducir el potencial número de bajas de su tripulación a la hora de lograr la libertad. Con ellos en pantalla, la película preserva siempre la potencia de fuego que es necesaria para entretener.
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Ficha técnica
Título original: The Hunt for Red October
Título original: The Hunt for Red October
Año: 1990
Duración: 2 hr 15 min
País: Estados Unidos
Director: John McTiernan
Guion: Donald E. Stewart
Música: Basil Poledouris
Fotografía: Jan de Bont
Reparto: Alec Baldwin, Sean Connery, Sam Neill, Scott Glenn, Tim Curry, James Earl Jones,
Calificación: 7/10
Duración: 2 hr 15 min
País: Estados Unidos
Director: John McTiernan
Guion: Donald E. Stewart
Música: Basil Poledouris
Fotografía: Jan de Bont
Reparto: Alec Baldwin, Sean Connery, Sam Neill, Scott Glenn, Tim Curry, James Earl Jones,
Calificación: 7/10
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