Crítica de la película 'La exótica' (1945)

La exótica
La exótica es una película de Sam Wood que pasa ante mis ojos sin pena ni gloria, sin nada que me produzca algún tipo de sensación detrás de las imágenes rocambolescas, como lo había sentido en El orgullo de los Yanquis. Muestra una química notable entre Cooper y Bergman, pero sospecho que no es suficiente para añadirle algo emotivo al melodrama sureño sobre caprichos y clase que se ensambla con ritmo atropellado durante dos largas horas. Está adaptada de la novela homónima de Edna Ferber y su argumento se sitúa a finales del siglo XIX, donde se narra la vida de Clio Dulaine, una mujer que viaja desde Paris hasta su casa natal en Nueva Orleans para vengarse de los miembros de la familia de su fallecido padre que la desterraron a ella y a su madre por pertenecer a los bajos fondos de la sociedad (su madre era amante de su padre, no provenía de estirpe y accidentalmente causó su muerte), pero, además, para satisfacer su enorme capricho de casarse con un hombre rico para así alcanzar el estatus social que su madre nunca tuvo, mientras tiene como confidentes a su mucama Angelique y un sirviente enano llamado Cupidon. En términos estructurales, casi toda la narración permanece suspendida en la inercia de conversaciones triviales a puertas cerradas y los momentos de discusiones al aire libre, que examinan el asunto del clasismo a través de una mujer que pone la clase y la búsqueda de riqueza por encima de los sentimientos personales, en un dilema que se acentúa cuando se enamora de un jugador tejano llamado Clint Maroon y, también, quiere casarse con un magnate de ferrocarriles solo por su dinero. Se destaca, ante todo, la actuación de Ingrid Bergman como esa mujer atrevida y caprichosa que está desesperada por respetabilidad y se niega a aceptar los mandatos de su corazón para reconocer al hombre que ama, en un papel que la aleja diametralmente del estereotipo de dulce y vulnerable, cercano a lo que había hecho en la fatigosa La luz que agoniza (Cukor, 1944), estrenada un año antes. Asimismo la de Flora Robson como la sirvienta de aspecto siniestro con la cara pintada. A Cooper, por el contrario, lo noto un poco tibio como el vaquero fuerte y decidido, aunque su acento se escucha bastante orgánico y demuestra de nuevo su pericia física en la climática secuencia de la lucha por los ferrocarriles. Wood de alguna forma los encuadra en una puesta en escena que captura con opulencia el período histórico desde los decorados y el vestuario, con una música agradable de Max Steiner que ayuda a dimensionar los lapsos emocionales de los protagonistas, pero no se esfuerza por quitarle de encima esa capa superflua que los mantiene en situaciones teatrales que carecen de sustancia alguna y solo retrasa inútilmente el anticipado final feliz de esos que dicen: "vivirán felices por siempre". Me parece una de las medianas de su filmografía.

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Ficha técnica
Título original: Saratoga Trunk
Año: 1945
Duración: 2 hr 15 min
País: Estados Unidos
Director: Sam Wood
Guion: Casey Robinson
Música: Max Steiner
Fotografía: Ernest Haller
Reparto: Gary Cooper, Ingrid Bergman, Flora Robson, Jerry Austin,
Calificación: 5/10

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