Ciudad en llamas es una película que he conseguido ver, quizás, por mi recurrente investigación sobre el cine de acción de Hong Kong y, sobre todo, por ser la pieza clave de la que Tarantino se robó un puñado de premisas para concebir su ópera prima
Perros de reserva a tan solo unos años después de haberse estrenado (irónicamente se cuenta que el mismo Ringo Lam también tomó prestada la idea para su filme de una cinta india de 1973 titulada "Gaddaar", de Harmesh Malhotra). Lejos de las comparaciones innecesarias y los líos de calco, a simple vista es una cinta de atracos que reúne de forma irregular algunos de los componentes del subgénero de la matanza heroica entre tiroteos violentos y persecuciones policiales, pero cuya carga de acción no tiene la fuerza suficiente para mantenerlos bajo un tono consistente durante las casi dos horas que dura el asunto. La trama sigue a Ko Chow, un policía mujeriego y rebelde que acepta a regañadientes las órdenes de su superior de reanudar su cooperación como agente encubierto tras la misión fallida de otro compañero, donde entre otras cosas tiene la tarea de convertirse en vendedor de armas clandestino con el objetivo de infiltrarse en una banda de ladrones que suele asaltar algunas de las joyerías de la ciudad. En términos generales, sigue de forma mecánica y sin muchas sorpresas la senda del policía encubierto por las calles de Hong Kong, con un ritmo algo accidentado que sufre de una falta de cohesión interna para desarrollar a los personajes un poco más allá de los estereotipos del cine policial, donde la mayor parte del tiempo hay charloteos superficiales y persecuciones que nunca escapan del círculo de redundancia entre los policías que investigan el caso y los ladrones que planifican el robo. Solo me atrevo a resaltar la primera secuencia del robo fallido y, ante todo, la climática persecución en la que los rateros acorralados por la policía son recibidos por una lluvia de balas mientras se apuntan con sus pistolas en duelo mexicano para discutir en el almacén a puertas cerradas sobre la identidad del traidor. Lam le confiere un estilo visual que capta, con algunos registros
neo-noir, las atmósferas urbanas hongkonesas a través del encuadre móvil y una acertada banda sonora que está cargada de jazz. Pero por alguna razón, sus decisiones estéticas nunca encienden la chispa del argumento hasta los momentos finales y muchas veces se mantienen en la zona de confort más insustancial, como si evitara los excesos de balaceras y la acción explosiva para evitar el encasillamiento con el cine de John Woo, quedando en un terreno más o menos tibio que nunca muestra con consistencia su verdadero potencial como artesano de la pirotecnia de acción en hongkonés. A pesar de todo los riesgos que toma son aceptables con los roles de carismáticos de Chow Yun-fat y Danny Lee. Y me parece tensa la secuencia final en la que la lealtad y la traición se enfrentan en el escondite fatalista mientras la policía de la moral responde a las dudas con cada bala disparada.
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Ficha técnica
Título original: City on Fire (Lung foo fung wan)
Año: 1987
Duración: 1 hr 45 min
País: Hong Kong
Director: Ringo Lam
Guion: Ringo Lam, Jack Maeby, Tommy Sham
Música: Teddy Robin Kwan
Fotografía: Andrew Lau
Reparto: Chow Yun-Fat, Danny Lee, Sun Yueh,
Calificación: 6/10
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